Debido a la aparición de la peste porcina clásica en España, Japón cerró sus fronteras a la entrada de las exportaciones de origen español, lo que supuso un fuerte golpe a la industria cárnica española, que estaba empezando, lenta pero segura, a posicionarse en el mercado nipón.nn

Una vez erradicada la enfermedad en nuestro país, se negoció con Japón la readmisión de los productos cárnicos españoles, que se consiguió en febrero de 2003, con la condiciones de que los cerdos fueran sacrificados después del 6 de noviembre de 2002, y con la particularidad de no aceptar la regionalización en caso de re-aparición de la enfermedad.nn

Esto último impulsó a la administración y al sector a buscar un segundo protocolo donde las autoridades japonesas sí aceptaran la regionalización, y por tanto no supusiera el cierre completo de nuestro país en caso de que apareciera un foco de PPC.nn

Tras muchas negociaciones, los japoneses han propuesto un texto de protocolo donde por primera vez en su historia aceptan la regionalización de un país, aunque imponen férreas condiciones de trazabilidad y de origen de la materia prima, que debe ser exclusivamente española.nn

Por tanto, las empresas que se acojan a dicho protocolo, deberán trabajar exclusivamente con cerdos nacidos y criados en España, manteniendo unos estrictos sistemas de trazabilidad. Esto les permitirá poder seguir exportando en caso de que apareciera un foco de PPC en nuestro país y la industria no se viera afectada en un radio de 10 km.