Según la BVE, el ramo en cuestión alcanzó en 2011 una facturación por valor de 163.300 millones de €, lo que supuso un crecimiento nominal de un 7,6% con respecto al año anterior. A esta facturación contribuyeron las exportaciones, con un 30%, superando así, una vez más y con un crecimiento del 13%, la evolución de la facturación registrada en el mercado interior, lo que evidencia la enorme importancia que tienen las exportaciones en la coyuntura del sector.

Independientemente de la evolución favorable de la facturación, hay que señalar también, según la BVE, que la situación de rentabilidad de algunas empresas continúa siendo preocupante. Así, el incremento real de la facturación se situó en tan solo un 0,8%, lo que se debió sobre todo, a la subida de los precios de las materias primas agrarias y de los costes de transporte y energía. Esta situación de rendimiento, en general poco satisfactoria, condujo a que se redujera el margen para poder realizar inversiones e innovaciones, con las consiguientes desventajas que ello conlleva para las perspectivas a medio plazo de las empresas. Así, el porcentaje de empresas dispuestas a realizar innovaciones se situó en 2011 en un 29%, mientras que se calcula que durante el año en curso esta participación se reducirá al 27%, lo que supone el porcentaje más bajo registrado hasta ahora.

A pesar de todo ello, la industria alimentaria alemana se muestra optimista de cara al 2012. Según una encuesta realizada por la BVE, aproximadamente el 60% de las empresas entrevistadas, creen que lograrán incrementar sus facturaciones a lo largo de 2012, aunque tan sólo una cuarta parte de las mismas cree que realmente conseguirán mejorar sus respectivas situaciones de beneficios.

La mayoría de los empresarios encuestados cuentan con subidas de precios de las materias primas y energía y asumen que la continua presión sobre los costes debe considerarse el reto permanente para la competitividad. La BVE pronostica un crecimiento nominal moderado de aproximadamente un 3% y considera que las probabilidades de lograrlo radican, principalmente, en la apertura de mercados en el exterior, especialmente fuera de Europa.

En cuanto al mercado interior, la BVE pronostica que, gracias a la actual situación favorable del mercado de trabajo alemán, el ambiente positivo entre los ciudadanos irá impulsando el consumo en general, lo que también repercutirá favorablemente en el sector de la industria alimentaria. Se considera que los retos más importantes a los que se enfrenta el sector resultan del alto grado de concentración que se observa en el comercio minorista alimentario, debido a la dura competencia de precios y a la fuerte postura que mantienen los grandes grupos empresariales a efectos de la demanda.