La situación económica de la cadena de carne de porcino, inmersa en un entorno social con una creciente exigencia en cuanto a los productos y a los métodos de producción, es poco favorable. Tradicionalmente, el sector neerlandés, cuyos precios se han adaptado a los del mercado alemán, ha venido logrando mantener los ingresos a base de reducir costes de producción. Los supermercados han mantenido los bajos precios de compra a los productores, a fin de incrementar lo menos posible los precios al consumidor y, tan sólo cuando los precios de los piensos se han elevado mucho y de forma sostenida, ello se ha traducido en compensaciones vía precios para los productores que, en caso de variaciones esporádicas de los precios de las materias primas, han debido asumir las pérdidas por sí mismos.

Ante esta situación, el Ministerio de Asuntos Económicos, Agricultura e Innovación, a través del Grupo de Trabajo Nacional para la Cadena Porcina, ha encomendado al Instituto de Economía Agrícola (LEI-Landbouw Economisch Instituut), un estudio a fin de determinar qué orientaciones debe seguir dicha cadena para superar la situación poco favorable que está atravesando. En opinión de los expertos de LEI, el rango de productos que ofrece la cadena no se adapta suficientemente a las demandas del mercado y no está enfocando las exigencias de éste para, así, lograr aumentar el valor añadido. Es posible ofrecer productos o grupos de productos capaces de mejorar los resultados económicos de la cadena, para lo que resulta imprescindible afrontar reformas estructurales profundas de la cadena existente y del marco regulatorio, con espíritu de innovación e iniciativas para profundizar y aumentar la actividad de experimentación afrontada por grupos empresariales de mayor dimensión.

El número de explotaciones porcinas se reducirá a la mitad en los próximos diez años, con reducción de la cabaña y creciente economía de escala. Tendrán que establecerse soluciones abordables para el estiércol antes de 2015. Como consecuencia de la especialización productiva, la exportación de lechones pasará en la próxima década de 6 millones a 11-16 millones, lo que exige un enfoque diferente en el control de enfermedades. Las exportaciones de lechones deben orientarse con prioridad hacia el mercado alemán.

La reducción de los costes del manejo del estiércol en 0,04 euros por kilo canal y un incremento de los ingresos en una cuantía similar, como consecuencia de los nuevos criterios de mercado, podrían asegurar al sector unas rentas razonables.

Para lograr estos objetivos y tener un papel importante en el mercado, el sector porcino neerlandés debe enfocarse hacia las exigencias del consumidor del noroeste de Europa, para lo que es necesario alcanzar una producción sostenible y reforzar la integración de la cadena de la oferta.