La demanda de castaña por parte del Grupo Coren para su gama de cerdo alimentado con castaña ha tenido una notable influencia en la recuperación de los bosques de castaños en Galicia en los seis años transcurridos desde que la cooperativa emprendió este proyecto.

En 2012, Coren lanzaba su gama Selecta de cerdo alimentado con castañas, que ha dinamizado el sector al elevar la demanda de castaña y se ha traducido en un incremento del precio pagado a los productores. De hecho, Coren adquirió para el presente ejercicio de 2018 un total de 4,5 millones de kilos de castaña gallega para la alimentación de los cerdos, producción para la que son necesarias 2.000 hectáreas de castaños. En Galicia hay actualmente 25.000 hectáreas de castaños.

Igualmente, esta iniciativa se ha traducido en una importante contribución a la generación de riqueza en el rural. De hecho, los 4,5 millones de kilos de castaña adquiridos para 2018 supusieron una aportación económica al campo gallego de más de siete millones de euros, con un incremento en el precio pagado por el kilo de castaña de un 40% con respecto al año anterior.

En este sentido, y con el objetivo de disponer de castaña en cantidades suficientes para las necesidades de su gama Selecta de cerdo alimentado con castañas, el Grupo Coren está promoviendo la recogida de este fruto en Galicia durante la próxima temporada.

De hecho, cada año Coren adquiere la castaña cada en temporada y luego pasa por un proceso de pelado y cocción (para evitar el amargor de la cáscara y facilitar su digestibilidad), y posterior congelado, lo que permite su conservación con el fin de tener disponibilidad para la alimentación de los cerdos durante todo el año, manteniendo intactas sus propiedades nutricionales. La cooperativa continúa incrementando su demanda de castaña a medida que crece la producción de la gama Selecta, que constituye uno de los productos de más éxito en el mercado.

Esta iniciativa continúa impulsando el cultivo de la castaña en la comunidad gallega, que permite poner en valor los castaños como un cultivo rentable –solo requieren unos cuidados mínimos–, y que supone un importante complemento de la economía familiar. De hecho, la rentabilidad de una plantación cuidada y con variedades de valor añadido equivale a la de una hectárea de viñedo.