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El 50% de los consumidores franceses reconocen haber reducido el consumo de carne de vacuno

Dos encuestas recientes de compradores y consumidores de carne de vacuno brindan información actualizada sobre los hábitos de consumo de esta categoría de productos en Francia y resaltan la falta de conocimiento del sistema de etiquetado de carne de vacuno en los supermercados que está basado en iconos en forma de estrella, informa la interprofesional Interbev.

Así, un estudio reciente publicado en la revista Meats & Meat Products presenta los resultados de dos encuestas de 625 compradores y consumidores de carne vacuna. El primero se llevó a cabo a través de cuestionarios cara a cara, el segundo a través de Facebook. Ambos confirman los resultados de trabajos anteriores sobre percepciones, criterios de elección y hábitos de consumo de estos productos en Francia. El consumo de carne de vacuno está motivado principalmente por el placer y la salud. Los encuestados a menudo exponen el sabor y la cobertura de las necesidades nutricionales; o que los principales criterios de compra son el nombre y el precio de la pieza, el plazo de consumo, el aspecto visual, el origen geográfico o la posible presencia de un signo de calidad.

Los resultados de estas dos encuestas también confirman la caída del consumo de carne de vacuno, una tendencia que se conoce en Francia desde finales de la década de 1990, a la que se suman el 50% de los encuestados (el consumo se mantuvo estable en el otro 42%).

Respecto a las razones argumentadas, hay elementos como el precio de esta carne que es demasiado alto, el temor a posibles riesgos para la salud por consumos demasiado altos, el impacto del ganado en el medio ambiente, la reorientación de las compras de carne a menos cantidad y calidad, la falta de homogeneidad de la calidad sensorial o las expectativas en términos de bienestar animal. Sobre este último criterio,

En la encuesta a los consumidores también se les preguntó sobre el sistema de etiquetado que se utiliza en la carne que se comercializa embandejada en algunos supermercados y que se puso en marcha hace ya cuatro años. En él se identifica con una, dos o tres estrellas el potencial de calidad de la pieza en función de que sean piezas para asar o para su cocinado a base de cocción. Se añade además el nombre y se recomienda el método de cocinado.

Sobre si este nuevo sistema cumple con las expectativas de los consumidores, los encuestados manifestaron que no habían notado su existencia dentro de los envases en el 70% de los casos.

Ante esto, los autores del trabajo manifiestan que se debería volver a explicar este sistema de etiquetado en los supermercados e incluso mejorarlo. Destacan que el sistema actual de clasificación mediante estrellas no tiene en cuenta factores de variación que pueden tener un impacto significativo en la calidad de la carne, como la raza, el grado de madurez o el sistema de cría. Además, advierten que estas estrellas podrían considerarse, erróneamente, como una "garantía" de calidad por parte de algunos consumidores, mientras que reflejan solo potencial de calidad.
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