Escribano, que hizo estas declaraciones durante el Congreso Anual de la Asociación Nacional de Industrias Transformadoras de Grasas Animales, Decomisos y Subproductos Cárnicos (Anagrasa), señaló que está demostrado científicamente que no hay riesgo alimentario en el consumo de harinas y grasas animales en ganado monogástrico. Insistió en que hasta ahora el único peligro era la contaminación cruzada, es decir, que quedaran restos de rumiantes u otras especies en piensos para monogástricos, pero resuelto este problema la propia legislación ya prevé la utilización de estas materias primas en la alimentación animal.nn

La representante de la Confederación Española de Fabricantes de Alimentos Compuestos para Animales (Cesfac), Rosa Lázaro, resaltó la importancia de las grasas y harinas cárnicas en la alimentación del ganado, ya que la grasa animal es el mayor concentrado energético para el ganado. En cuanto a las proteínas afirmó que aunque actualmente se han sustituido en la UE por proteínas vegetales, especialmente soja, las cárnicas permiten una mayor digestibilidad de aminoácidos. Señaló que se está trabajando en lograr métodos analíticos de ADN e identificación de proteínas de cada especie para garantizar la ausencia de canibalismo y poder reutilizar los subproductos cárnicos en la alimentación de los monogástricos (aves y porcino). Destacó que el uso de las grasas en la alimentación animal están ahora en un momento crucial y decisivo, y que países como Alemania y Francia, que en su día prohibieron su uso se están replanteando la medida, y resaltó que, en este sentido, la político comunitaria tiene que unificar criterios antes de permitirlas.nn

El portavoz de Anagrasa, Javier García, explicó que tras la crisis alimentaria provocada por la aparición de la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) y la prohibición de los subproductos cárnicos en la alimentación animal el sector de transformación de estos subproductos ha tenido que adaptarse a la nueva situación. Actualmente, señaló, la industria no cobra ningún tipo de ayuda por eliminar estos subproductos, bien en incineradoras o en cementeras y que el coste de eliminación se ha repercutido en el ganadero. Apuntó que el futuro de la industria pasa por explorar nuevas alternativas para el uso de las harinas y grasas animales, y destacó que hoy por hoy es necesario afrontar un proceso de concentración que permita realizar inversiones importantes en I+D. Resaltó que algunas de las principales salida de reutilización de estos subproductos pasa por la cogeneración de energía térmica, pero son necesarias grandes inversiones en tecnología e investigación.nn

La UE produjo en 2002 un total de 17,21 millones de toneladas de subproductos cárnicos, de las que el 62% (10.641.905 toneladas) fueron de bajo riesgo y el 38% restante fueron materiales especificados de riesgo (MER). España, con una producción de 1,837 millones de toneladas tratadas en 2002, es el cuarto país europeo productor de harinas y subproductos cárnicos, por detrás de Francia, Alemania e Italia. En España hay 41 empresas dedicadas al tratamiento de subproductos cárnicos en sus distintas categorías, con una capacidad de transformación de tres millones de toneladas al año.nn

Durante la Jornada de Anagrasa también se analizaron los riesgos sanitarios en la recogida de los animales muertos, el papel de los subproductos cárnicos en la seguridad alimentaria o el control veterinario en los mataderos para la separación de los subproductos, además se expusieron los últimos avances en maquinaria.