Los datos de la SECEX/ME muestran que en los últimos 25 años (1997-2021), ante un aumento del 535% en el volumen de carne de pollo embarcada (considerando solo el producto in natura), el ingreso de divisas resultante aumentó en más de 660 % .

Iniciado en 1975, las exportaciones se mantuvieron por debajo del millón de toneladas durante 25 años. Solo superaron la marca emblemática a principios de este siglo (2001), ejercicio a partir del cual crecieron prácticamente de manera continua durante toda una década, convirtiendo a Brasil en el principal exportador de carne de aves ya en 2004.

En estos diez años, sólo dos reveses, uno en 2006, el otro en 2009. El primero, provocado por un virulento brote de Influenza Aviar que, afectando principalmente a Asia y Europa, fue mal conducido en cuanto a la comunicación con el consumidor. Efecto: retracción mundial del consumo y demanda de carne de pollo, con efecto directo sobre las exportaciones brasileñas. El retroceso de 2009 fue provocado por la crisis económica –con efectos también globales– que estalló en EE.UU. en 2008.

Posteriormente, el volumen exportado se mantuvo relativamente estable durante mucho tiempo. Es de destacar, sin embargo, que durante esta estabilidad (2011/2014) se obtuvieron los ingresos de divisas más altos de los últimos 25 años. Efectivamente, en este cuatrienio, la carne de pollo obtuvo precios que aún hoy en día no se alcanzan.

En 2015, las exportaciones totales alcanzaron un nuevo nivel. Pero el aumento esperado no se materializó: durante seis años el volumen anual volvió a mantenerse estable, en torno a los 4 millones de toneladas, siendo acompañado por una fuerte caída de los precios, con un pico en 2020, año de la pandemia.

El año pasado hubo una firme recuperación de volumen y precios. Según datos puestos a disposición por la SECEX/ME en su sitio web, el volumen alcanzado se acercó a los 4,25 millones de toneladas, lo que significa que creció 6,3 veces con relación a las aproximadamente 660.000 toneladas de 1997.