Giuvanni Filippini, comisario extraordinario del gobierno italiano para combatir la peste porcina africana, ha declarado que la situación en torno a la enfermedad en el país es complicada ya que "hay mucha preocupación por por parte de las asociaciones y criadores, especialmente aquellos que se encuentran en las zonas de restricción y están sujetos a las medidas y disposiciones que he incluido en la última ordenanza".

Según Filippni se han detectado 18 focos en Lombardía, 5 en Piamonte y 1 en Emilia Romagna pero, pese a eso, ha asegurado que "por el momento no emitiré ninguna nueva ordenanza".

"Nuestros objetivos son, ante todo, reportar la situación lo antes posible a la normalidad, entre comillas, porque las zonas de restricción aún permanecerán, por lo tanto restricciones que esperamos sean menos estrictas que las actuales y el segundo objetivo de no dejar que el virus escape de las zonas de restricción; en las zonas que en este momento están libres", añade.

Frente a esto, Rudy Milani, presidente de la rama de criadores de ganado porcino de Confagricoltura, declaró ante los medios que la exportación cárnica está bloqueada y según las estimaciones de Assica tiene un coste de entre 20 y 30 millones de euros mensuales desde enero de 2022 cuando comenzaron los primeros brotes.

Desde la organización Coldiretti consideran que son necesarias ayudas para salvaguardar la cadena de producción porcina italiana que genera un valor anual de unos 20.000 millones de euros y da empleo a más de 100.000 personas. Piden que se paguen las indemnizaciones que se deben a los ganaderos y empresarios perjudicados y que se haga un seguimiento de los precios pagados a los ganaderos para evitar especulaciones.