Tras la prohibición de la alimentación con harinas cárnicas, los subproductos y su gestión se han convertido en un problema para muchas industrias cárnicas, especialmente los mataderos.

Los investigadores proponen la puesta en marcha de un proceso que reemplaza la utilización de petróleo o gas natural con el de las harinas cárnicas dentro del proceso de producción de plásticos. Para ello han mezclado este tipo de subproductos con un polietileno de alto peso molecular, lo que ha dado un plástico muy resistente, con el beneficio de que es biodegradable.