Un estudio vuelve a mostrar la utilidad de las altas presiones hidrostáticas para incrementar la seguridad alimentaria de la carne y productos cárnicos
Para el estudio se utilizaron diversas muestras de carne de pollo picada. Algunas fueron tratadas a 400 MPa y 40ºC, reduicéndose el recuento de bacterias de Brochothrix thermosphacta, Carnobacterium divergens, C. jejuni y Pseudomonas fluorescens a niveles por debajo de los permitidos. Sin embargo, con estos parámetros el recuento de células de E. coli AW1.7 se redujeron sólo en 3,5 log CFU y se mantuvieron estables durante el tiempo posterior de refrigeración.
A las muestras también se les aplicó el tratamiento a 600 MPa y a 40ºC con el fin de comparar los resultados obtenidos para E. coli AW1.7 con otras cepas de Salmonella enterica, toxinas Shiga, cepas no patogénicas de E. coli y Staphylococcus spp. El recuento de todos ellos se vio reducido en 6 log CFU a excepción del E. coli AW1.7 que se vio reducido en 4,5 log CFU por gramo. Ahondando más en el estudio, los investigadores consideran que la resistencia de E. coli AW1.7 a las altas presiones es comparable al E. coli LMM1030.
A tenor de los resultados, los autores concluyen que la conservación de la carne fresca de aves depende de una combinación de altas presioens y altas temperaturas (de 40 a 60ºC) o de otros métodos antimicrobianos.
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