Miércoles, 3 de julio de 2024
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Un estudio vuelve a mostrar la utilidad de las altas presiones hidrostáticas para incrementar la seguridad alimentaria de la carne y productos cárnicos

Un grupo de investigadores de la Universidad de Edmonton ha publicado un trabajo dentro de Journal of Food Protection en el que analizan cómo pueden ayudar las altas presiones hidrostáticas a la inactivación de Escherichia coli, Campylobacter jejuni y el deterioro de la carne de aves.

Para el estudio se utilizaron diversas muestras de carne de pollo picada. Algunas fueron tratadas a 400 MPa y 40ºC, reduicéndose el recuento de bacterias de Brochothrix thermosphacta, Carnobacterium divergens, C. jejuni y Pseudomonas fluorescens a niveles por debajo de los permitidos. Sin embargo, con estos parámetros el recuento de células de E. coli AW1.7 se redujeron sólo en 3,5 log CFU y se mantuvieron estables durante el tiempo posterior de refrigeración.

A las muestras también se les aplicó el tratamiento a 600 MPa y a 40ºC con el fin de comparar los resultados obtenidos para E. coli AW1.7 con otras cepas de Salmonella enterica, toxinas Shiga, cepas no patogénicas de E. coli y Staphylococcus spp. El recuento de todos ellos se vio reducido en 6 log CFU a excepción del E. coli AW1.7 que se vio reducido en 4,5 log CFU por gramo. Ahondando más en el estudio, los investigadores consideran que la resistencia de E. coli AW1.7 a las altas presiones es comparable al E. coli LMM1030.

A tenor de los resultados, los autores concluyen que la conservación de la carne fresca de aves depende de una combinación de altas presioens y altas temperaturas (de 40 a 60ºC) o de otros métodos antimicrobianos.

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