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Tras aprobar las cuentas de 2012 y el presupuesto para 2013 en la reunión se habló sobre el problema en el etiquetado de la carne de vacuno y de la necesidad de poner en valor las propiedades nutricionales del consumo de carne y el balance de la extensión de norma del ovino-caprino tras seis meses de su aplicación.
Sobre la carne de caballo dentro de los productos de vacuno habló Jean-Luc Mériaux, secretario general de la Unión Europea del Comercio de la Carne y del Ganado (UECBV), quien manifestó que “el incidente del etiquetado incorrecto ha demostrado que la trazabilidad y el sistema de alerta alimentaria funcionan perfectamente en la industria cárnica”. Y recuerda que cuando se produjo la crisis de la bacteria E.coli “las autoridades tardaron varias semanas en identificar el origen del problema, mientras que en el caso de la carne con ADN de caballo bastó con cuarenta horas”.
Mériaux puntualizó que la transparencia y facilidad para identificar a los distintos eslabones de la cadena de valor de las carnes frescas –productores, mataderos y salas de despiece— no tiene su equivalencia en la rama de la comercialización y, particularmente, en la de la carne como ingrediente de otras preparaciones. No es casual, pues, que el ADN de carne de caballo se haya detectado mayoritariamente en productos como hamburguesas, lasañas, canelones o salsas boloñesas.
Tomás Rodríguez, gerente de la interprofesional del ovino, Interovic, habló sobre cómo se está desarrollando la extensión de norma aprobada y puesta en marcha el pasado año para el ovino y caprino. Destacó la situación crítica que atraviesa el sector ante la caída del consumo.
Según Rodríguez, a excepción de algunas excepciones puntuales, la recaudación de fondos está funcionando bien.
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