Ainia desarrolla tecnologías para conocer mejor la composición de los productos alimentarios
El alimento producido es iluminado con lámparas infrarrojas mientras que una cámara capta imágenes del producto que son procesadas por un sistema de computación de altas prestaciones que, mediante logaritmos avanzados, lo transforma en imágenes químicas. Es decir, identifica de qué está compuesto el alimento y cuál es su concentración: qué cantidad de proteínas, humedad, grasa o azúcares contiene, o por ejemplo, cuál es el grado de madurez de la fruta.
A su vez, la tecnología permite detectar con mucha mayor precisión posibles materias extrañas como metales, plásticos, huesos, restos vegetales, etc. que puedan aparecer en el alimento durante su producción, por ejemplo en frutos secos, elaborados cárnicos o platos preparados.
De este modo, la nueva tecnología tiene una gran aplicabilidad para mejorar y optimizar procesos de fabricación, así como en la mejora del control de calidad y seguridad en la materia prima o en el producto final.
Esta tecnología puede aplicarse a cualquier producto reduciendo costes de inspección y producción, mejorando así la eficiencia y seguridad alimentaria al comprobar en el 100% de la producción de una empresa alimentaria, de forma mucho más rápida y fiable, que un producto es seguro.
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