Según Molina, buscan estar por encima de los controles exigidos en la propia Norma de Calidad, que podría ver la luz el próximo mes de septiembre. En estos controles se emplearán los fondos que se están recogiendo dentro de la extensión de norma solicitada, a razón de 20 céntimos por cada animal sacrificado.

La inversión a realizar llega a los 400.000 euros anuales y estará en marcha el primer día en que la Norma entre en vigor.

Los controles en el campo consistirán en la identificación de los animales mediante crotales para cada uno de los animales autorizados por las entidades de inspección. Además se realizarán inspecciones aleatorias en fincas para verificar que el número de animales autorizados es el adecuado a la extensión.

En las industrias cárnicas los controles pasarán por gestionar los precintos que indican la calidad de las piezas. Se instalarán sistemas en los mataderos para evitar que se sacrifiquen animales por debajo del peso mínimo permitido. José María Molina afirma que hasta ahora era una práctica habitual "y por eso en muchas grandes superficies nos encontramos con unos jamoncitos pequeños y muy baratos que luego saben a chicle" con un menor tiempo de curación.