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La Universidad de León desarrolla una metodología para identificar un parásito intestinal que afecta a las ovejas

Un grupo de veterinarios de la Universidad de León encuentra tres indicadores bioquímicos de la carga parasitaria y mejoran el reconocimiento de la infestación, según informa DiCYT.

Entre el 80 y 100% de las explotaciones ganaderas de ovino en régimen de extensivo o semiextensivo están afectadas por nematodos gastrointestinales, unos tipos de parásitos que se alojan en el estómago de las ovejas y pueden afectar a su producción láctea. La relación directa con el medio natural alienta estas infestaciones. Unos de los parásitos más numerosos pertenecen a la familia de los tricostrongílidos, una especie de gusanos redondos de unos tres centímetros que ocupan el intestino delgado y el cuajar del ganado ovino y caprino y vive a costa de su hospedador. A la hora de identificar a las ovejas infestadas, el veterinario tenía que recurrir a su experiencia personal para, a través de un examen visual, identificar los síntomas clínicos de la presencia de este indeseado visitante. Un grupo de investigadores de la Universidad de León han conseguido una nueva metodología que permitirá, a través de varios indicadores bioquímicos, la identificación más efectiva de la enfermedad.

Esta metodología parte de una investigación de los departamentos de Sanidad y Producción Animal para conocer los factores ambientales y genéticos de la oveja que pueden influir en la presencia del parásito. El trabajo ha demostrado la existencia de animales predispuestos genéticamente a resistir a los tricostrongílidos. "Sabemos que existen y hemos identificado regiones del genoma asociadas a esta resistencia", indicó Juan José Arranz, uno de los coordinadores del estudio. Hay regiones del cromosoma que facilitan la inmunidad a estos nematodos intestinales en algunos especímenes. A pesar de conocimiento profundo del genoma de la oveja, no existía una forma efectiva para conocer si un ejemplar estaba o no efectivo. Los científicos de la Universidad de León han conseguido un método efectivo, publicado en la revista científica Animal.

La metodología se basa en tres parámetros. El primero es el recuento de huevos del parásito en las heces del hospedador. "A través de una recogida de muestras de las heces y analizándolo al microscopio, es posible contar el número de huevos del nematodo y, por tanto, si una oveja alberga al parásito", explica Arranz. El segundo está relacionado con una proteína sanguínea denominada pepsinógeno. Los pepsinógenos se incrementan cuando existe un daño en el tejido digestivo, por lo que se puede deducir que algo lo está alterando. Los tricostrongílidos "literalmente chupan la sangre" de su hospedador en varias partes del aparato digestivo. El tercero es un recuento de anticuerpos denominados igA. "Mide la respuesta del organismo de la oveja ante la presencia de un parásito".

La nueva metodología es aplicable en los trabajos de campo de los veterinarios que analizan la salud de las explotaciones ganaderas ovinas, pero tiene sus inconvenientes. "Sabemos que es muy difícil identificar las heces de cada una de las ovejas", indica Arranz.

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