Recientemente el gobierno ruso ha quitado la autorización para exportar hacia su mercado a 8 plantas de producción de carne brasileñas. Desde Brasil se ha tomado esta medida como una muestra de las acciones de futuro que va a iniciar Rusia para buscar nuevos proveedores y evitar así que la mayoría de las exportaciones tan sólo estén en manos de grandes grupos como JBS o Marfrig. De esta forma, con nuevos proveedores, el precio de la carne importada y comercializada en Rusia no se incrementaría tanto ya que, de hecho, en el mes de mayo subió un 32%.

Los industriales brasileños esperan que, con motivo de la visita del ministro de Agricultura de Brasil, Wagner Rossi, a Rusia el próximo mes de julio, se llegue a un acuerdo para clarificar la situación actual y poder autorizar a un mayor número de plantas.

De hecho, una misión rusa visitó 29 mataderos y salas de despiece de bovino, porcino y aves durante el pasado mes de abril de empresas como Frigol, Frialto, Minerva y Mataboi. Piden garantias adicionales de seguridad alimentaria con control de residuos y contaminantes en la carne. Para los industriales brasileños esto es una clara señal de que lo que Rusia está buscando es abaratar el precio de la carne que importa.

Pese a la suspensión de las 8 plantas brasileñas, en opinión de Otávio Cançado, director ejecutivo de Abiec, el impacto de estos cierres apenas si tendrá repercusiones económicas ya que "se trata de grandes empresas que cuentan con plantas de producción por todo el país. Sin embargo, si que hay un mayor impacto sobre la imagen de Brasil como país exportador de carne".