El objetivo de esta jornada ha sido el de poner de manifiesto los principales incumplimientos detectados en el etiquetado y publicidad de alimentos que suponen una promoción engañosa y detectar los problemas derivados de la publicidad, a veces agresiva, que se incluye en los alimentos sobre aspectos nutricionales para plantear soluciones encaminadas a proteger al consumidor ante posibles engaños.

Sobre la publicidad de alimentos, en los últimos dos años, se han revisado anuncios insertados en más de 900 ejemplares de medios de comunicación escrita en los que se ha detectado más de 100 productos diferentes con irregularidades. Se han realizado controles específicos de etiquetado de 650 alimentos con la revisión de todas sus declaraciones. Se han examinado 3.247 etiquetas y 1.275 análisis de productos especialmente dirigidos a alimentos de gran consumo y de alto valor comercial para ver su composición y calidad.

Este tipo de controles son una consecuencia necesaria de los nuevos hábitos de consumo de la población que han condicionado también nuevas líneas de innovación e investigación tecnológica de las empresas alimentarias. Los ciudadanos, cada vez más preocupados por su salud y sabedores de la influencia que tienen la alimentación en la salud, demandan alimentos e ingredientes alimentarios que influyen favorablemente en la prevención de enfermedades. En este sentido, se puede afirmar que se ha abierto un nuevo concepto de alimentación.

La industria, ante estas nuevas necesidades, ha lanzado al mercado una amplia gama de productos alimenticios con propiedades beneficiosas, los denominados alimentos funcionales, que se dirigen fundamentalmente a un grupo de consumidores cada vez más exigente y más pendiente de su salud.

Las industrias quieren posicionarse en el mercado y diferenciarse claramente del resto. Se trata de empresas que apuestan por el futuro, incorporando líneas de I+D+I intentando captar nuevos mercados y que hacen su trabajo con rigor y seriedad. No obstante, a veces, hay situaciones en la que la publicidad traspasa los límites de la norma y puede inducir a engaño al consumidor ante lo cual, la administración debe estar vigilante para corregir las posibles desviaciones.

Según se puso de manifiesto en la jornada, los consumidores están incorporando, cada vez con mayor asiduidad, en su dieta este tipo de alimentos, aunque no siempre creen en sus beneficios. En este sentido, desde el Observatorio de Alimentación, Medioambiente y Salud de la Comunidad de Madrid, se ha realizado un estudio de opinión entre los consumidores madrileños sobre los alimentos funcionales del que se desprende que casi el 90% de la población manifiesta conocerlos, el 59% piensa que sólo responden a intereses comerciales y sólo el 34% cree en sus beneficios. Por lo tanto aunque el consumidor los va incorporando en su dieta, aún hay cierta desconfianza en los mismos.