Mientras tanto, los residuos se depositarán en contenedores refrigerados de la planta de Tirme en Son Reus y se enviarán a la península, tal y como había adelantado el Gobierno. Un sistema costoso que casi triplica el precio por tonelada que cuesta tratar los residuos ahora, en la finca de gusanos de Llucmajor: de 50 euros la tonelada, a 130 euros. La diferencia que deberá afrontar el productor la subvencionará el Gobierno.

Así lo ha aclarado el director general de Residuos de la institución insular, José María Ferrá, quien ha explicado que aunque el problema de tratamiento de este tipo de residuos se arrastra en Mallorca desde hace diez años, no se ha hecho nada en este sentido: "partimos de cero", ha señalado.

Según Ferrá, se han estudiado varias posibilidades de futuro, entre las cuales el departamento de Medio Ambiente insular ha elegido las tres citadas anteriormente: la instalación de un digestor, una planta de biogás o un horno. Cualquiera de ellas, a día de hoy y a falta de los informes económicos y ambientales pertinentes, tienen las mismas posibilidades, si bien reconoce que, a corto plazo el horno puede ser más efectivo y, a largo plazo, podrían ser preferibles bien el digestor o bien el biogás.

La inversión rondaría en los tres casos el millón de euros y lo único que marcaría la diferencia sería los gastos de explotación.