Freire ha afirmado que durante los dos años que la aplicación de esta vacuna fue obligatoria para todos los animales gallegos el sector ganadero tuvo "cuantiosas pérdidas" por sus efectos secundarios. Según la organización, los daños económicos por causa de la aplicación de la vacuna fueron más grandes, en la ganadería gallega, que la crisis de las vacas locas.

En concreto, el secretario de Sectores Gandeiros de este sindicato, Adolfo Cabarcos, también presente en la comparecencia, ha explicado que la aplicación de la vacuna causa abortos, pérdida de peso y producción de leche, cojera e infertilidad en el ganado vacuno, así como muertes en el ganado ovino.

Así, Freire ha aseverado que, en algunas explotaciones gallegas en las que se aplicó esta vacuna, la cabaña de ovejas "casi desapareció" y el propio Cabarcos perdió a un toro como semental tras suministrarle la vacuna. En todo caso, según afirmaron ambos, la enfermedad hubiera causado bajas inferiores en la ganadería gallega que el proceso de inmunización.

Por todo ello, los representantes sindicales han considerado que los ganaderos gallegos, mayoritariamente, no aplicarán la vacuna en sus explotaciones. Cabarcos, que tiene una explotación ganadera, ha asegurado que él no la solicitará, ni tampoco "ningún ganadero que conozca".