Los investigadores formaron cuatro lotes diferenciados por los niveles de androstenona ((lote 1<0,2 mg / g; lote 2 de 1 mg/g; lote 3 de 1,5 mg/g y lote 4 de 2 mg/g de grasa). La prueba sensorial fue llevada a cabo por 100 personas y no mostró evidencia de riesgo por posibles olores desagradables relacionados con el aspecto sexual con los niveles de androstenona escogidos.

Según los investigadores esto último se debería a los bajos niveles de grasa del producto final (2-3%) y además era consumido en frío. Añaden que los machos no castrados eran más delgados y tenían menos grasa dorsal lo que limitaba el almacenamiento de compuestos olorosos dentro de las muestras finales ofrecidas a los consumidores.

En cuanto a la detección de escatol, los investigadores no testaron este compuesto dentro de este trabajo. Sin embargo, según los responsables, partiendo del hecho de que la carne se cura y el producto es consumido previamente cocinado y enfriado, se estima que el riesgo de detectar presencia de escatol podría ser reducido aunque aún está no lo han comprobado.

A raíz de este estudio los investigadores creen que podrían utilizarse este tipo de piezas procedentes de machos no castrados para elaborar este tipo de producto aunque se debe indicar que preferentemente deben ser consumidos en frío.