Un grupo de investigadores estudia cómo afectan las grasas al riesgo de sufrir depresión
De todos ellos, los participantes con un elevado consumo de grasas tipo trans, grasas presentes de forma artificial en la bollería industrial y la comida rápida, y de forma natural en algunos productos lácteos enteros, “presentaron un incremento del riesgo de depresión de hasta un 48% cuando se les comparó con los participantes que no las consumían”, asegura Almudena Sánchez-Villegas, profesora titular de Medicina Preventiva de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, primera autora del trabajo.
Asimismo, el estudio constata una relación dosis-respuesta, “de modo que cuantas más grasas trans se consumían, mayor efecto dañino causaban éstas en los voluntarios”, afirma la experta.
Por otro lado el equipo, dirigido por Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Medicina Preventiva de la Universidad de Navarra, analizó también la influencia de las grasas poliinsaturadas, abundantes en pescados y aceites vegetales, y del aceite de oliva en la presencia de la enfermedad: “de hecho, descubrimos que este tipo de grasas más sanas, junto con el aceite de oliva, se asocian a una reducción del riesgo de sufrir depresión”, subraya el investigador, director del Proyecto SUN.
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