La National Pig Association ha organizado un desayuno en el que ha intervenido la secretaria de Estado, Caroline Spelman, quien ha afirmado que una de las prioridades es el papel que juegan los inspectores dentro de las industrias cárnicas y el cumplimiento de la legislación actual. También destacó las iniciativas puestas en marcha para combatir las injusticias de las cadenas de supermercados y la formación de un servicio público de compras, adaptado a los estándares británicos o la puesta en marcha de un etiquetado en el que se deja claro el origen británico de las carnes frescas y los productos cárnicos comercializados.

Por su parte, Stuart Houston, presidente de BPEX, afirmó que existe un límite que el gobierno no puede cruzar ya que "no puede decir qué hacer a los comerciantes pero si que puede influenciar de una forma u otra". Houston afirmó que quería ver una posición más proactiva por parte del gobierno británico ya que "necesitamos políticas concretas para sentirnos respaldados".

Otra de las personas que intervino fue Barney Kay, director general de la National Pig Association, estimó que el sistema de etiquetado impuesto puede ayudar pero "el ministro ha dicho que vamos a tener que pagar la mitad de este sistema y muchos de nuestros productores no podrán aguantar esta situación".

El sector de ganado porcino británico está atravesando por una situación difícil ya que entre noviembre de 2010 y enero de 2011 ha perdido cerca de 41,3 millones de euros. Mientras tanto la industria cárnica estima sus beneficios en 118 millones de euros y en el caso de la distribución las ganancias fueron de 225 millones.