DAVID BARREIRO - EUROCARNE

Hace unos días, un amigo italiano me preguntaba sorprendido, "¿qué os pasa en España con el jamón?". Resultaba que su empresa cumplía veintincinco años y la dirección les había prometido un obsequio por dicho aniversario a los trabajadores, lo que dio paso a un rumor especulatorio en despachos y pasillos que derivó, según parece, en una conclusión compartida por todos: ojalá sea un jamón.

No quise hacer llaga en la herida transalpina de mi amigo incidiendo en las diferencias para mí tan obvias entre nuestro jamón y su prosciutto, de las que ya hablé pormenorizadamente aquí, pero sí apunté como causa el factor de la tradición, el recuerdo de épocas pretéritas en las que un jamón en la cocina de una casa significaban semanas de felicidad entre horas y, una vez terminado, un sabroso caldo para unos cuantos días.

Y es que el jamón curado ha sido uno de los símbolos gastronómicos de la Navidad, principalmente vinculado en muchas ocasiones a las clásicas cestas. Según las cifras de la base de datos de consumo en hogares del Magrama, la compra de jamón en diciembre duplica la de cualquier otro mes del año. Así, por ejemplo, en diciembre de 2015 se consumieron en los hogares españoles 17.080 t de jamón, lo que suponía el 18,5 % del consumido a lo largo del año.

En los últimos años, la industria jamonera, especialmente la del ibérico, ofrece formatos adecuados a su consumo en ocasiones especiales y con alto valor añadido caracterizados por lo que suele distinguir a los productos premium: alto precio, packaging atractivo y un aire de exclusividad.

En este sentido las empresas introducen innovaciones, como en el caso de Luis Bravo con su jamón envasado en cristal o, el año pasado, de las “corbatas jamoneras” de Navidul, un éxito no sólo desde el punto de vista de ventas, sino también de marketing al conseguir una gran notoriedad para la marca durante su lanzamiento. Esta marca ofrece también un estuche de jamón ibérico de cebo que incluye 5 sobres de 110 g de jamón de cebo Ibérico elaborados en Extremadura envasados al vacío, listos para consumir en cualquier momento y en cualquier lugar.

Enrique Tomás, empresa que en los últimos años ha vivido una extraordinaria expansión en España y el extranjero a través de tiendas propias y franquiciado, ofrece productos específicos concebidos para regalar, packs que son muy vendidos en las fiestas navideñas y en el que destaca su “Caja de experiencia del jamón” en la que, con un envase atractivo, se ofrecen taquitos de jamón ibérico de diferente procedencia con el fin de que “el consumidor saboree uno a uno y encuentre su jamón preferido”.

Auge del canal on line

La venta de jamón por internet ha crecido enormemente en los últimos años. Las industrias productoras ofrecen sus productos a través de sus tiendas on line y, además, han nacido numerosos intermediarios. Tal es el caso de webs como esiberico.com, ibergour.com o jamonpurobellota.com, por citar sólo algunas que ofrecen un amplio catálogo de jamones y productos ibéricos de diferentes marcas. Otra es la plataforma digital Iberuss que apunta como preferencia para el consumidor en estas fechas “que el producto realmente cumpla con sus expectativas, que no sea un precio disparatado y ahorrar tiempo evitando atascos y esperas en los supermercados”. Desde esta web señalan que el volumen de ventas en el último trimestre del año se multiplica notablemente. Además, elaboran ofertas especiales para alcanzar todos los tipos de consumidor. Buen provecho.