Dado que la producción australiana de carne de cordero ha alcanzado niveles récord, las exportaciones han aumentado sustancialmente, lo que ha dado como resultado que Australia represente más del 50% de las exportaciones mundiales de carne de oveja en 2023 por primera vez.

El gran aumento de las exportaciones ha afectado a competidores Nueva Zelanda, el segundo país exportador de ovino con una disminución de su cuota de mercado en China. Además, las limitaciones de la cadena de suministro han obstaculizado la capacidad de los exportadores de ampliar su participación en otros mercados clave.

China, al ser el mayor mercado de carne de ovino por volumen, experimentó un aumento del 24% en las importaciones totales en 2023, alcanzando 429.434 toneladas, según el MLA. Las exportaciones de Nueva Zelanda a China aumentaron en 2023, pero sólo un 10%. Esto significó que la carne de oveja kiwi representó el 50% de las importaciones chinas en 2023, lo que es una cifra considerable pero muy inferior a la cuota de mercado del 57% que tenía Nueva Zelanda en 2023.

En cambio, casi todo el aumento de las importaciones chinas provino de Australia que aumentó sus ventas en un 43%, hasta 197.448 toneladas. Esto significó que el 71% del aumento de las importaciones de China provino de Australia, y la participación de mercado de Australia aumentó al 46%, la cifra más alta jamás registrada.

Las exportaciones de cordero australiano a Oriente Medio y el Norte de África (MENA) aumentaron un 51% en 2023, totalizando 58.516 toneladas, y las exportaciones refrigeradas constituyeron el 68% de ese total. Este repunte de las exportaciones de cordero refrigerado tras las interrupciones de la cadena de suministro relacionadas con la COVID ha permitido a los exportadores australianos satisfacer las demandas de los mercados que prefieren el cordero refrigerado, como muchos de la región MENA.

Por el contrario, las exportaciones de cordero refrigerado de Nueva Zelanda han estado disminuyendo durante varios años y persistirán hasta 2023, a pesar de un aumento general de las exportaciones. Esta disminución ha impedido que Nueva Zelanda acceda a mercados con una fuerte preferencia por los productos refrigerados, incluso durante períodos de alta demanda.