Catorce organizaciones cárnicas y ganaderas, entre las que se incluyen Anice, Anprogapor, Avianza Asoprovac o Intercun, han firmado una solicitud dirigida al ministro de Agricultura, Luis Planas, para que España rechace el futuro reglamento europeo relativo a la protección de los animales durante el transporte. Estas nuevas normas abarcarán temas como la aptitud de los animales, los intervalos para el suministro de agua y comida, los tiempos de viaje y períodos de descanso así como el espacio disponible o las exportaciones a países fuera de la UE.

Aseguran que no tiene suficiente base científica y no va a suponer una mejora. Entienden que la nueva norma no ha sido lo suficientemente trabajada y su impacto necesita de más evaluación. Si esperan una respuesta clara por parte de Planas, en medio de las presiones animalistas en redes sociales y algunos compañeros de gobierno, pueden esperar sentados.

Estas organizaciones pidieron tiempo atrás, durante la consulta de la Comisión Europea, que hubiera comentarios para su modificación. Sin embargo, tras cerrarse el 12 de abril, no llegaban a 30 las propuestas de entidades, empresas o particulares desde España.

No se trata de un tema baladí y la cadena ganadero-cárnica se juega mucho. Parece que la UE propone normas sin conocer la realidad o poniendo su vista en solo una parte de los Estados miembro de la UE debido a las repercusiones económicas y medioambientales que puede llegar a tener en países con una gran producción ganadera y cárnica como España.

Pero no solo es el sector quien se puede ver perjudicado. El abastecimiento alimentario y con un precio adecuado para toda la sociedad también está en juego. Y para ello, solo tenemos que ver los primeros resultados de implementar la nueva normativa sobre bienestar animal que se ha puesto en marcha en California y que afecta a todos los productores de EE.UU. que quieran vender carne en este estado: la demanda ha caído debido a que los precios pueden llegar a ser hasta un 22 % más altos y los de cortes como los lomos o la panceta hasta un 30 %.

Estamos, por tanto, a tiempo de escarmentar en cabeza ajena y evitar llegar a esta situación en la que, desde ganaderos a industriales y consumidores, nos veríamos perjudicados por medidas innecesarias ya que las actuales cubren las necesidades más que suficientemente.