Por vez primera en muchos meses, las exportaciones españolas en el mes de junio han sufrido un descenso, una tendencia que se venía anticipando en los meses anteriores. Aunque en lo que va de año las exportaciones han aumentado un 0,5%, en el pasado junio estas descendieron en un 1,2%. En contrapartida, las importaciones subieron el 5,3% en los seis primeros meses del año, dato que confirmaría el repunte de la economía española pero que, junto a la leve caída de las exportaciones, debe hacer reflexionar más allá del aumento del déficit comercial español, que supone el doble con respecto al primer semestre del 2013, según los datos recogidos por La Vanguardia.
 

Si bien el crecimiento de las importaciones sugiere un comportamiento positivo de la demanda interna, en especial del consumo y de las inversiones, el descenso de las exportaciones puede señalar un preocupante cambio de ciclo. Las causas son la fortaleza del euro, que afecta a la competitividad de las empresas españolas, y el estancamiento de las economías europeas, especialmente Francia y Alemania, los principales mercados de los productos españoles. Pero no sólo eso. También se ha desacelerado en un 3,1% la demanda de los países extracomunitarios a causa de la debilidad de algunos países emergentes, aunque por otra parte crece con vigor en países como Corea del Sur, Japón, Estados Unidos y México.
 

El dato del descenso de las exportaciones preocupa en la medida de que ha sido uno de los pocos datos optimistas de la economía española en la crisis, apagada por los recortes presupuestarios y por la atonía de la demanda interna Las ventas al exterior han actuado en muchos casos de motor de la recuperación, impulsadas por los avances en la competitividad que comportaban la reforma laboral y, sobre todo, el recorte de los salarios. Un dato tanto más preocupante si se tienen en cuenta las estadísticas macroeconómicas que afectan negativamente a Francia, Italia y Alemania, un horizonte de nubes para toda la economía europea, incluida la española. Una situación en la que cualquier perturbación puede afectar de forma directa, como es el caso del conflicto con Rusia por Ucrania, cuyas consecuencias sobre la exportaciones de frutas, hortalizas, carne y productos alimentarios suponen un duro golpe para la industria agroalimentaria española. De confirmarse la tendencia al descenso en las ventas al exterior, le quedaría poco margen a la economía española, muy atribulada por la cuantía de la deuda, que llega al billón de euros, y por el límite al que se ha llegado en el recorte de salarios.