El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha autorizado, mediante dos Resoluciones de la Dirección General de Producciones y Mercados Agrarios, el uso del logotipo "Raza Autóctona" a las Asociaciones de Criadores de Raza Caprina Payoya y de la Raza Ovina Merina de Grazalema, para la carne, leche y productos lácteos, así como para la piel en el caso de la cabra Payoya y la lana para la oveja Merina de Grazalema.

Ambas asociaciones son las entidades actualmente reconocidas por la Junta de Andalucía para la gestión de los Libros genealógicos de estas razas por la Dirección General de Calidad, Industrias Agroalimentarias y Producción Ecológica de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, que ha sido la Autoridad Competente que ha aprobado los pliegos de condiciones para el uso del logotipo "raza autóctona" en los productos de estas dos razas. Ambas razas se encuentran catalogadas como razas autóctonas en peligro de extinción.

La Raza Caprina Payoya o Montejaqueña debe su nombre al gentilicio popular de Villaluenga del Rosario (Cádiz) y Montejaque (Málaga), municipios que se consideran cuna de la raza. La cabra Payoya tiene un color de capa variado, presentando a menudo tres colores en un mismo animal. Su producción es mixta de leche y carne, si bien en la actualidad está adquiriendo una gran importancia la producción de queso.

La Raza Ovina Merina de Grazalema, oveja Payoya u oveja Serrana, como se conoce a esta raza en su zona de producción, cuenta con dos productos tradicionalmente conocidos como el queso y las mantas de Grazalema. Ambas razas comparten un mismo ámbito geográfico que comprende el Parque Natural de la Sierra de Grazalema, en Cádiz y la confluencia de esta con la Sierra de Ronda en Málaga. Se trata de zonas en torno a los 700-1500 metros de altitud donde se registra una gran pluviosidad. En este hábitat se explotan en régimen semiextensivo, aprovechando los recursos pastables de la zona.

Estas razas están adaptadas a las condiciones de ese ecosistema, ayudando a la prevención de incendios y al mantenimiento de estos espacios protegidos, teniendo gran importancia en la dispersión de las semillas de especies endémicas de la zona como es el pinsapo. Además, la producción ganadera de estas razas contribuye al desarrollo de estas zonas fijando población rural, generando riqueza por la existencia de una producción artesanal y gastronomía propias.