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Desarrollan en México un envase inteligente para alimentos

Cada día los consumidores demandan mayor cantidad de productos mínimamente procesados, elaborados a base de frutas y hortalizas con bajos niveles de conservantes. Debido a su consistencia tienen mayor probabilidad de sufrir deterioro en un tiempo corto. Por esta razón, investigadores de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla diseñaron un envase activo capaz de determinar la calidad del producto.

Dotado de un sensor de flexión, el envase puede indicar de manera automática si el producto se ha fermentado por microorganismos, así como de la presencia de dióxido de carbono y otros gases. “Cuando existe una liberación de gas se genera una flexión en el material del contenedor, lo que le permite detectar los cambios de presión en su interior. El sensor alcanza una deformación máxima de cinco milímetros y tiene una sensibilidad de hasta 100 milipascales, lo que le permite identificar con rapidez variaciones mínimas en su contenido”, informó Verónica Santacruz Vázquez, investigadora del Laboratorio de Alimentos de la FIQ y responsable del proyecto.

Mediante esta herramienta las industrias podrían identificar productos con probabilidad de deterioro microbiano y próximos a caducar, para tener un control de calidad de los alimentos durante su distribución. “Si dentro del recipiente se empieza a desarrollar cierta presión, el sensor le indicará a una persona, en una pantalla, que es necesario cambiar las condiciones de almacenamiento para evitar su deterioro, o bien le informará si se han comenzado a producir reacciones deteriorativas del jugo y ya no es apto para su consumo”, señaló.

El envase está hecho de polietileno rígido, cuenta con una base y tapa cilíndrica, es resistente a golpes, roturas, perforaciones y al contacto con el agua. Su diseño le permite ser utilizado en ambientes con diferentes niveles de temperatura y humedad. Además, tiene la característica de ser lavable y reusable debido a que su sensor se encuentra protegido por una película de polipropileno biorientado. La tapa está acoplada a una membrana plástica unida al sensor de flexión tipo SEN -08606, el cual es controlado por medio de un circuito electrónico. En la parte frontal tiene una pequeña pantalla LCD, de 16 por 2 pulgadas, para visualizar la información proporcionada por el sensor sobre un posible incremento de la presión en el interior del contenedor.

En la opinión de la investigadora, la creación de estos sistemas contribuye a garantizar la salud y bienestar del consumidor, que “debe estar por encima de toda ganancia económica”.

Otras características del contenedor es la protección lumínica del producto, largo tiempo de vida útil, hermético y un diseño variable de acuerdo con las necesidades de la industria, al tener la capacidad de almacenar de uno a cuatro litros.

Santacruz Vázquez destacó que en el mercado no existen recipientes con desarrollos tecnológicos como los sensores de flexión, por lo que el envase es innovador. Por ello, cuenta con la solicitud de registro de patente ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).
 
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