Consumolab, el centro de Ainia especializado en el análisis del comportamiento y preferencias del consumidor, ha presentado los resultados del estudio sobre “Tendencias en el sabor”, que tiene como fin obtener una visión actualizada de las opiniones, preferencias y comportamientos de los consumidores en relación al valor del sabor en un producto de alimentación. También incide en cómo factores como la edad, el sexo o el conocimiento y gusto por otras culturas

influyen en la percepción del sabor y nos condiciona a la hora de decantarnos por uno u otro producto.

El informe fue elaborado a partir de una encuesta on line al panel de consumidores de Consumolab formado por personas de ambos sexos con edades comprendidas entre los 18 y 60 años.

Según este estudio, el dulce es el sabor predilecto para los consumidores más jóvenes aunque, a medida que vamos cumpliendo años, la preferencia se modifica hacia el salado. Así, el 55,2 % de los millenials –como se conoce a los nacidos a partir de la década de los 80 del siglo pasado– prefiere el sabor dulce, mientras que los miembros de la generación X –nacidos a partir de los sesenta– les gusta casi por igual el dulce (47,5 %) que el salado (46,5 %). Finalmente, los baby boomers –nacidos durante el baby boom posterior a la Segunda Guerra Mundial–, se decantan por el sabor salado (50 %).

En general, el dulce y el salado son los sabores preferidos, aunque el ácido y el amargo va aumentando con la edad.

El estudio recoge también una distinción por sexo, según la cual las mujeres prefieren el dulce (51,2 %) con una diferencia de más de 10 puntos respecto a los hombres, mientras que ellos prefieren el sabor salado (50 %) frente a las mujeres, que sólo lo eligen en un 43,9 %. En cuanto al sabor ácido y amargo, las diferencias entre sexos son prácticamente inexistentes.

El poder chino, también en el sabor

En lo que hace referencia a los sabores étnicos, al 43,4 % de los encuestados el sabor de los alimentos procedentes de China son los que más le gustan, seguidos por los de México, que son preferidos por el 40 %, y del 34 % a los que manifiestan gustarles mucho los sabores de la comida japonesa.

El sabor afrutado es el que más gusta ante una variedad de sabores, combinaciones y aromas (30,7 %), seguido del ahumado (28,9 %) y del especiado (26,2 %) y los que menos gustan son el ácido con el amargo (19,5 %) y el salado con el amargo (14,4 %).

Innovación vs tradición

Un 45,4 % de los consumidores encuestados indica que les gusta probar sabores innovadores, aunque casi el 35 % echa en falta la existencia de productos con sabores que le recuerden a los de “toda la vida”.

Según el estudio, que un producto tenga buen sabor genera confianza (44 %) y es percibido como producto de calidad por el consumidor (35,6 %).

El sabor es, además, un atributo clave y el que más influye en que el consumidor vuelva a comprar un producto, y así lo reflejan más de dos tercios de los consumidores encuestados, que aseguran que no volverían a comprar un producto en el caso de que no les agrade su sabor.

Así, el sabor prevalece como factor decisivo en la intención de compra de un producto frente a otros como el precio, el envase, la marca o el aspecto. Para el 97,3 % de los encuestados es el factor más importante a la hora de llenar la cesta de la compra.

Para el gerente de Consumolab, Miquel Quetglas: “En lo relativo al sabor, los datos obtenidos nos indican que las empresas deben asegurarse, si quieren tener éxito, que el sabor del producto que lanzan es aceptado por el target al que va dirigido. Este estudio proporciona una información imprescindible para evitar el elevado índice actual de nuevos productos de alimentación lanzados al mercado que no llegan al primer año de vida”