Tanto la industria cárnica como el sector ganadero francés se han mostrado contrarios a la creación de un impuesto que han sugerido dos representantes socialistas en este país. Según esta propuesta, las empresas dedicadas al sacrificio de animales deberían abonar un 5% de su facturación. Esto afectaría a compañías con una facturación superior a 250 millones de euros y los fondos se destinarían a ayudar al sector ganadero.

Desde organizaciones cárnicas como la FNICGV ya se ha protestado en contra de esta posible medida y se asegura que los socialistas que apoyan esta medida están ignorando la situación económica que atraviesan las industrias cárnicas franesas. El presidente de Inaporc, la interprofesional francesa del porcino, Guillaume Roué, se ha mostrado también en contra y el presidente de la asociación de criadores de ganado (FNSEA), Xavier Beulin, ha asegurado que se trata de una propuesta irresponsable, asegurando que el impuesto sería "de cinco a diez veces más alto que el margen de beneficio de las empresas".

Al propio gobierno francés no le ha gustado la propuesta y el ministro francés de Agricultura, Stéphane Le Foll se mostró contrario a la propuesta, asegurando que esta propuesta no había salido del gobierno actual.