Christoph Minhoff, director ejecutivo de la Federación de Industrias Alimentarias y de Bebidas de Alemania (BVE por su siglas en alemán), se ha mostrado preocupado por la evolución de la facturación de este sector industrial debido a que en 2015 ha obtenido sus peores datos de facturación de los últimos 4 años.

Según adelantó MInhoff, en 2015 las ventas habrían alcanzado los 166.300 millones de euros, reduciéndose en un 3,4% respecto a 2014 y con un 2,2% menos de valor de las exportaciones. En cuanto a la cantidad de productos comercializados, estos se redujeron en un 1,1%.

Para Minhoff, la industria alimentaria alemana está bajo una gran presión ya que "la caída de los precios de venta es una amenaza para la capacidad de la innovación alimentaria y a medio plazo esto puede significar una pérdida de competitividad en los mercados internacionales". Por ello, el dirigente de la BEV ha pedido al gobierno alemán "políticas económicas que cumplan con los requisitos de la industria y que tengan en cuenta las necesidades de todos los eslabones de la cadena de valor".

Pese a una reducción del valor de las exportaciones, ha crecido el porcentaje del total de la producción alimentaria alemana que es exportada, alcanzando ya el 33% pero al haber precios inferiores, el valor total de las exportaciones agroalimentarias alemanas alcanzaron los 54.300 millones de euros en 2015, reduciéndose por primera vez en 16 años.

Según los datos de la BVE, en Alemania está reduciéndose el número de comidas que se realizan en los hogares y tan solo un 33% de las personas entre 29 y 49 años de edad almuerza en casa y tan solo 4 de cada 10 niños entre 3 y 5 años almuerza en casa. Otros datos indican que tan solo el 34% de los consumidores alemanes cocinan con regularidad y el 42% aseguran no cocinar nada.