La desgravación arancelaria pactada en la creación del Tratado de Libre Comercio (TLC) en 2001, ya ha comenzado a poner en peligro la producción de carne de cerdo en El Salvador, de acuerdo con el presidente de la Asociación Salvadoreña de Porcicultores (Asporc), Roberto Jovel.

Según lo explicó, en este momento aún se debe pagar el 24 % en concepto de aranceles para poder importar el producto, pero para 2019 será al cero por ciento.

La preocupación radica en que en este momento El Salvador se encuentra consumiendo un 50 % de carne de cerdo local y un 50 % de carne importada, y la situación puede inclinarse aún más a favor del producto extranjero.

Según lo expuso, hace cinco años el país tenía un consumo de 80 % de producto local y solo un 20 % de origen extranjero. Pero con la reducción de los aranceles, la balanza se ha ido ajustando a favor de la importación.

El problema para ellos es que si no se toman las medidas necesarias, para 2019 puede ser un duro golpe para los porcicultores locales.

Los esfuerzos que ha hecho el sector por tecnificarse, por mejorar los procesos de producción, por mantener campañas que motiven al consumo de carne de cerdo, se vendrían abajo, si el mercado local opta por traer más producto y dejar de lado la producción nacional.

Tomando en cuenta las dificultades que enfrenta el sector, su esmero por salir adelante los ha llevado a obtener una serie de logros en su lucha por destacar en el mercado.

Ejemplo de ese esfuerzo, es que los porcicultores han logrado elevar la producción, pasando de 30 millones de libras de carne de cerdo hace cinco años, a un promedio de 46 millones de libras actualmente.

Además de mejorar significativamente la producción,   el sector ha crecido en la generación de fuentes de empleo y ha pasado de producir carne de porcino de traspatio a un producto tecnificado.

Por si fuera poco,  han logrado que la población deje a un lado el mito que se tenía hace años en cuanto al consumo de carne de cerdo y que este producto sea una opción más en la mesa de los salvadoreños.

Hace ochos años aproximadamente, la población tenía un consumo per cápita de 1.8 kilos de carne de cerdo al año y actualmente, con campañas de divulgación sobre el beneficio del consumo de este tipo de carne se ha logrado llegar a 3.8 kilos por persona. La meta de la Asociación es lograr un consumo per cápita de 6 kilos.

 También algunas granjas han incursionado en la generación de energía con los desechos que se obtienen.