Obligado por el despliegue de un marco regulatorio cada vez más exigente, por el papel más activo del consumidor y por la irrupción de las nuevas tecnologías, el sector del envasado y el embalaje ha entrado en un proceso que derivará en una industria mucho más sostenible que asumirá el modelo de la economía circular como propio. De hecho, las empresas de alimentación, adelantándose en muchos casos a la nueva normativa, ya han emprendido ese camino que no tiene marcha atrás. El resultado ya se ve en los lineales y el consumidor se enfrenta a una nueva tipología de envases que ahora conviven con los tradicionales pero que terminarán por imponerse.
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