Camino García dirige una línea de trabajo centrada en ampliar la vida útil de uno de los embutidos de cerdo más emblemáticos de Galicia, la androia. Su exportación requiere conseguir que el producto se conserve durante más días, sin perder sus propiedades ni estropearse. Es el primer reto de la investigación. A continuación se tratará de obtener una androia de quinta gama. Esto es, comercializar el producto a medio cocinar, de suerte que el consumidor ya lo tenga listo en el menor tiempo posible.

Pero todos estos logros han verse complementados con un sistema de envasado que contribuya a mantener las características de la androia, desde el sabor, la textura, jugosidad e incluso el color.

Uno de los mejores procedimientos de envasado, mediante el vaciado del oxígeno, produce un primer efecto de oxidación de la carne, que a través del plástico transparente en la que se introduce se ve marrón justo por la falla de este elemento. Al extraerla y entrar en contacto con el aire, de nuevo vuelve a recuperar el color rojo. Pero, este procedimiento rompe con los cánones fijados para cautivar al comprador en el punto de venta. Los alimentos deben cautivar al consumidor, hacer segregar los xugos gástricos ya desde el primer vistazo.

En la actualidad el CTC gestiona una decena de proyectos sobre este ámbito. Fue creado en 2005, pero no comenzó a funcionar hasta abril del año pasado. Está financiado a través de fondos europeos, estatales y comunitarios. En algunos casos, llegan a cubrir hasta el 80 y 90% de los costes de la investigación.

Además de los grandes proyectos, el Centro Tecnológico de la Carne realiza servicios externos de asesoramiento técnico, que abarcan desde meros controles de calidad hasta la solución a los más diversos problemas.

En la actualidad son más de 30 las empresas que contrataron sus servicios, ya que en este caso existe una tarifa de precios establecida que se aplica integramente. El perfil de firmas que requieren a los expertos del CTC es el de las pymes, ya que, como destaca la investigadora, las grandes compañías disponen de su propio departamento de I+D+i.

El objetivo de los proyectos impulsados en el CTC no sólo es innovar, con el diseño y elaboración de nuevos productos para las pymes gallegas que acuden a solicitar sus servicios, o mejorar los que ya comercializan. La finalidad última es que el consumidor se decida a comprar ese alimento porque tenga un sabor, color, textura, jugosidad, ternura que lo hagan apetitoso.