Durante las últimas dos semanas ha habido reuniones de distintas fracciones de la cadena alimentaria cárnica con miembros del Gobierno, de las organizaciones agrarias con el Secretario de Agricultura, Pesca y Alimentos, y del Secretario de Comercio Interior con los frigoríficos.

Sin embargo, no han encontrado una solución que satisfaga a ninguno de los actores del sector, y ninguna de las fórmulas utilizadas en la negociación parece que sea la solución a los problemas generados.

El Gobierno, que no quiere que se repitan los conflictos con el sector agrario que se produjeron durante el Gobierno anterior, desea que la solución que se busque, tenga un grado de consenso con el sector.

Las medidas que se proponen son varias, por una parte se sopesa la necesidad de disminuir los cupos de exportación, que en este momento son de 40.000 t. mensuales, hasta el 40%, si bien esta medida, que supondría unas 16.000 t., que se quitarían a la exportación y aumentarían la cantidad disponible para el consumo interior, no supone más que dos días de consumo domestico, lo que hace que sea insuficiente para contener los precios.

Otra de las medidas que están sobre la mesa es que los precios bajen un 10% y se sitúen en valores del mes de enero para la media res, y poder fijar un menú de 12 cortes a precios populares fijados, y el resto a precio libre.

Por último, otra alternativa, es que el Gobierno fije el valor de la media res y subsidie la diferencia entre ese precio y el real del mercado, como ya se hace en otros sectores. Esta última medida es la que tiene más posibilidades de ser aceptada por los productores que ya rehusaron que se establezcan precios de referencia para el ganado vacuno.

En cualquier caso, todos los sectores implicados coinciden en que las medidas deben ser temporales, hasta finales de abril, que es lo que se supone durará esta etapa crítica de baja disponibilidad de ganado, y habría que buscar un acuerdo a más largo plazo que incentive la producción.