Al finales de 2007, el coste medio de producción se sitúa en 2,01Є por Kg. de conejo vivo producido, mientras que el precio medio percibido por el productor ha oscilado entre 1,38 y 1,49 Є/Kg. vivo, dependiendo de la Lonja de referencia que rija en cada caso. De este modo, el balance final es una pérdida neta de 0,59 Є/Kg. de conejo vivo comercializado. Para el total del sector productor las pérdidas acumuladas a lo largo del año 2007 se elevan a 82.000.000 Є.

Según Asescu, las causas fundamentales que originan esta situación son:

- Un desequilibrio coyuntural entre oferta y demanda del mercado de la carne de conejo que ha provocado que se haya comercializado esta carne por debajo de costes, agravado con el desplome del precio de la piel de conejo percibido por los mataderos.
- El incremento de las materias primas se han consolidado como un incremento estructural de costes. El aumento del precio del pienso compuesto supone un 45% con respecto a la situación anterior.

En lo referente a situación de mercado, Asescu recuerda la escasa repercusión en los medios de comunicación de la campaña de promoción, en la que se incluyó la edición de un millón de recetarios y degustaciones en diferentes centros comerciales. De cualquier modo, durante cinco semanas, la cotización del conejo experimentó una subida del 10,3%, mientras que en el mismo periodo de los 14 años anteriores se produjo un descenso medio del 19,1%. Así pues, el balance neto es de un 29,4% de diferencia entre lo que ha ocurrido a finales de 2007 y principios de 2008 en comparación con los 14 años anteriores, pero no se debe olvidar que la cotización máxima alcanzada fue de 1.60€, 40 céntimos por debajo de los costes de producción.

Desde Asescu consideran que el principal elemento que provoca la situación de quiebre técnica en la que se encuentran las explotaciones de conejos es debida a la subida del pienso compuesto para la alimentación de los animales, que supone una modificación estructural de la situación anterior, por lo que manifiestan abiertamente que son necesarios establecer cambios estructurales y permanentes que pueden permitir a nuestro sector productor y comercializador afrontar el futuro con un mínimo de garantías en una actividad con no pocas incertidumbres de manera ordinaria.