El Centro Tecnológico Ainia desarrolla envoltorios con microorganismos que los degraden tras su vida útil y nuevos aprovechamientos para residuos alimentarios
De esta manera se pude facilitar el uso y eliminación de toda clase de envoltorios y recipientes, habitualmente de plásticos o de cartón, que actualmente proliferan en los circuitos de distribución y comercialización de toda clase de productos, especialmente en el caso alimentario, donde crece la tendencia a dispensar envasados la mayor parte de los artículos.
Esta práctica en aumento de las cadenas de distribución comercial tiene su lado positivo, porque los envases preservan la higiene y la seguridad alimentaria durante el proceso de manipulación, además de aportar toda clase de comodidades en el trayecto desde la fábrica hasta la mesa del consumidor, pero también supone complicaciones añadidas, porque se multiplica la cantidad de envoltorios que hay que recoger y, sobre todo, que después hay que intentar eliminar, cuestión que no siempre es fácil.
Con la tecnología que desarrolla Ainia, los envases harán su función durante su vida útil, algo más allá de lo que sea el periodo de caducidad de los productos que contengan, pero muchísimo menos de lo que tardan ahora en autodegradarse. Lo que, por ejemplo, dura ahora unos diez años, puede quedarse en dos.
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