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Centros tecnológicos españoles se unen para fabricar un envase inteligente

Representantes de varios centros tecnológicos han presentado en Molina de Segura, donde se encuentra la sede del Centro Tecnológico Nacional de la Conserva (CTC), un avance de este proyecto consistente en recipientes y plásticos inteligentes que interactúan con el alimento aportándole compuestos naturales para prolongar su conservación, y que han sido extraídos de subproductos como la piel del tomatem según informa Efe.

Así lo explicó el representante del Centro Tecnológico Agroalimentario Extremadura (CTAEX) Abel Crespo, quién indicó que en en esta región española existen múltiples industrias transformadores de zumo de tomate que generan pieles y semillas que se destinaban a alimentar a los animales, pero que en esta ocasión podrían aprovecharse al contener "licopeno", un pigmento vegetal de acción antioxidante. Este "licopeno" se incorporará al envase de los alimentos para aumentar su vida útil hasta el doble de lo que actualmente lo hace, y en el caso del centro extremeño ha escogido para la experimentación productos cárnicos frescos y jamón ibérico curado, mientras que en el caso de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescados (ANFACO), ubicada en Galicia, se ha escogido el pescado, y en el Centro Tecnológico LEIA (Vitoria) el queso.

El Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística, de Godella (Valencia) y el instituto tecnológico del plástico AIMPLAS, con sede también en Valencia, son los que desarrollan el envase, y como indica una investigadora de este último, Rosa González, incorporan aditivos con efectos sobre un amplio rango de alimentos, no solo para alargar su vida útil, sino para migrar al alimento un efecto deseado.

El proyecto surgió en 2009, actualmente se encuentra en pleno desarrollo y se prevé que pueda comercializarse a finales del año 2011, con la idea de que no suponga un coste adicional en el producto, dado que el aditivo se obtiene de residuos agroindustriales. Muchas empresas del sector de envase de alimentos se ha interesado por este desarrollo ante el requerimiento del mercado de ampliar la vida útil del alimento conservando sus características originales, sustituyendo además a los conservantes y estabilizantes.

El consumidor no apreciará la diferencia con una bandeja normal o con los separadores que pueden verse por ejemplo en los loncheados de jamón york, ya que estos científicos han logrado hacer solubles estos compuestos a la hora de añadirlos al film separador o al impregnar el plástico que recubre el recipiente.

Una novedad que se deriva de este proyecto en el también colabora el Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA) de San Adrián (Navarra), es que aportará todo lo necesario para la conservación del alimento, incluso una vez abierto el envase, revolucionando de esta forma los habituales procesos empleados.

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