El diario danés Agrarisch Dagblad ha informado de una investigación llevada a cabo por el profesor Coen van Wagenberg, del Centro de Investigación de la Universidad de Waningen, que busca el cese de la castración en los cerdos machos con el fin de evitar la castración para evitar el denominado olor sexual en su carne. Este término se usa para el olor o gusto desagradable que puede presentar la carne de cerdo o sus derivados al cocinarlos o comerlos, proveniente de cerdos macho no castrados que han alcanzado la pubertad.

En su estudio, van Wagenberg, calentó la carne de cerdo con olor sexual, capturó los gases que emitía y los separó. Posteriormente, un panel especializado se ocupó de hacer una prueba de olor de dichos gases para estudiar los distintos componentes y se demostró que pueden existir nuevos componentes que ayudan a la presencia del olor sexual en la carne de cerdo. Además de la androstenona, el indol y el escatol hay otros componentes que ayudan al olor sexual.

Van Wagenberg también analizó los sistemas por los que se determina la presencia de olor sexual en las líneas de sacrificio de los mataderos, añadiendo que se deberían de programar descansos y pausas en el personal encargado ya que la efectividad puede reducirse tras un determinado periodo de tiempo. Además, dependiendo de la persona encargada, cada uno puede juzgar el olor de una manera distinta.

Los investigadores también han analizado la identificación electrónica del olor sexual y los anteriores estudios que en esta materia se habían desarrollado. Van Wagenberg afirma en su trabajo que podrían llegar a implementarse pequeños detectores de olores dentro de las cadenas de sacrificio similares a los que existen en los aeropuertos para detectar el tráfico de drogas.