Erro presentó el 1 de junio el "Aula de nanotecnología aplicada al sector de la alimentación", una jornada organizada por la Consejería de Industria, Innovación y Empleo con el objetivo de fomentar la aplicación de la nanotecnología en las empresas riojanas pertenecientes a sectores tradicionales, en este caso dirigida al sector de la Alimentación. El consejero incidió en que la utilización de la nanotecnología permitirá al sector alimentario mejorar la calidad de la alimentación, aportando mayores beneficios nutricionales y ampliando la seguridad alimentaria.

Igualmente, permitirá reducir las pérdidas económicas causadas por el deterioro de los alimentos; desarrollar alimentos personalizados, atendiendo a los gustos y necesidades del consumidor; o preparar alimentos beneficiosos para la salud mediante encapsulación de ciertas sustancias necesarias para el organismo, como calcio, hierro, omega 3 u omega 6.

Las aplicaciones de la nanoteconología al sector de la Alimentación se centran en tres aspectos principales: en primer lugar, los nano-ingredientes, que permiten modificar propiedades físicas de alimentos conocidos; una liberación controlada de aromas o sabores; el desarrollo de nuevos potenciadores del sabor; el empleo de conservantes más eficientes para mantener fresco un alimento durante más tiempo; el desarrollo de nuevos alimentos; mejorar la absorción de nutrientes o contar con aditivos que actúan como filtro ultravioleta o como barrera frente al oxígeno y la humedad.

En segundo lugar, los envases inteligentes, capaces de responder a condiciones ambientales, repararse a sí mismos o alertar al consumidor de la presencia de contaminantes o patógenos; envases de permeabilidad selectiva; envases capaces de detectar la presencia de oxígeno dentro del envase sin la necesidad de ser abierto; envases que detectan la presencia de micro organismos sobre la superficie y eliminarlos; envases con propiedades antimicrobianas y que repelen la suciedad; o nano-etiquetas que mejoren la clasificación de productos.

Y, por último, la seguridad alimentaria, que permitirá asegurar la calidad de los productos; analizar su composición, estimar su vida útil y frescura; detectar la presencia de aditivos, fármacos, toxinas, metales pesados, plaguicidas, fertilizantes; detectar factores antinutricionales y alérgenos o fraudes alimentarios.