La compañía que ha mostrado una postura más contundente ha sido la cadena de descuento Lidl, que ha congelado los precios de sus productos, tanto su marca blanca como de fabricante, desde el pasado 1 de junio y lo ha registrado ante notario. Su campaña, denominada "Stop IVA", se aplicará a un total de 1.200 referencias que no incluyen los alimentos frescos y, según la compañía, supondrá un ahorro de 137 euros al año para cada familia.

Por su parte, Carrefour ha asegurado que, ante la subida del IVA, no incrementará el precio de venta de los productos, siempre y cuando tenga margen para hacerlo y no incurra en venta a pérdidas.

Caprabo, filial del grupo Eroski, ha afirmado que no trasladará a los clientes la subida del IVA y ha optado por rebajar el precio de sus productos frescos en sus establecimientos de Cataluña, Madrid y Navarra con el objetivo de ser más competitivos.

Eroski ha indicado, sin embargo, que repercutirá el IVA a sus clientes, pero que durante un mes (del 1 al 31 de julio) devolverá a los clientes ese incremento a través de vales descuento que se les entregará por caja y cuyo importe variará en función del producto adquirido y del impuesto soportado por cada uno de ellos.

Por parte de Mercadona, su presidente, Juan Roig, ya avanzó en marzo pasado, durante la presentación de resultados de la compañía, que lo "lógico" era repercutir en los precios ese aumento impositivo, aunque matizó que dependería del ahorro en costes de proceso.

El Corte Inglés y Alcampo, sin embargo, han preferido no pronunciarse ante la estrategia que adoptará a partir de hoy.

La subida del IVA no afecta a los productos considerados básicos, que seguirán tributando al 4%, como el pan común, masas congeladas, harinas panificables, leche, quesos, huevos, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, tubérculos y cereales. En el resto de productos de alimentación sí se producen cambios en el IVA que soportan, que pasará a un tipo impositivo del 8%, frente al 7% anterior.