Los ganaderos del Reino Unido han anunciado su temor a enfrentarse al incremento de sus costes si se pone en marcha la propuesta de la FSA (Food Standard Agency) de que sea la cadena alimentaria la que se haga cargo de los costes de la inspección de las carnes en las industrias cárnicas. Así lo ha expresado la National Farmer's Union quien teme que los costes acabarán repercutiendo en las explotaciones ganaderas.

Alistair Mackintosh, responsable de ganadería de la NFU afirma que "estas noticias son muy importante para la cadena alimentaria y en especial para los ganaderos que indudablemente tendrán que afrontar el incremento de las cargas. La FSA ha admitido que la mayoría de los costes serían repercutidos a los productores".

Desde la NFU siempre se han opuesto a que estos costes se deriven desde los organismos oficiales hacia la industria ya "los granjeros siempre estamos pagando más de lo que recibimos. Tanto en vacuno como en ganado ovino los precios de venta están por debajo de los costes de producción", añade Mackintosh quien estima que añadir más costes tendría implicaciones serias en la viabilidad de muchas de las expolotaciones. En su opinión, tanto la FSA como el gobierno no deberían hacer estos cambios pensando en un ahorro de costes públicos a corto plazo sino que deben tomarse medidas a largo plazo.

Algo similar opina Charles Bourns, responsable del área avícola de la NFU quien dice que los productores de aves en Reino Unido ya soportan fuertes costes y una gran presión en estos momentos "debido al fuerte crecimiento de los precios de las materias primas para alimentación animal". Añade además que los controles sanitarios en las industrias cárnicas "son un requisito legal y ofrecen un gran servicio a la sociedad. No puede ser tan simple como que estos controles sean considerados como un servicio a las industrias y deba aplicarse por tanto una carga a las industrias".