Pese a que en agosto del 2013 entró en vigor el Acuerdo de Asociación (AdA) firmado entre Centroamérica y la Unión Europea (UE), a fecha de hoy este no está significando grandes avances para las ventas de carne de vacuno nicaragüense en el mercado europeo. El principal obstáculo, en principio se vio en el sistema de trazabilidad que la UE exige para la entrada de carne en su mercado. Se estableció un plazo de 3 años para que avanzara el Programa Nacional de Trazabilidad pero existen aún más exigencias.

Según declaraciones de Raúl Barrio, presidente de Canicarne y gerente general del Matadero San Martín al diario nicaragüense La Prensa, aunque “un poco lento, se ha avanzado, pero hay temas como la trazabilidad y la normativa sanitaria que requiere muchos cambios y que tomarán tiempo".

Por su parte, José Daniel Núñez, vicepresidente de Canicarne y gerente general del Nuevo Carnic, considera que las plantas están preparadas y atribuye el retraso principalmente a la falta de cultura de los ganaderos de llevar registro de sus actividades. “Es un tema de trazabilidad, el animal tiene que estar registrado desde su nacimiento hasta el sacrificio y hay una resistencia cultural a escribir. El nicaragüense escribe poco y la trazabilidad es básicamente registro, no se limita a la colocación de la chapa en la oreja del animal, es escribir todo lo que ocurre en la hoja de vida de cada res”, sostiene Núñez.

El pilar comercial del Acuerdo de Asociación (AdA) asigna 9.500 t a la carne centroamericana. De ese volumen la cuota proporcional que corresponde a Nicaragua es de 2.083 toneladas, con un crecimiento anual del 5%. Por ser el principal productor de la carne que exporta la región (cerca del ochenta por ciento), Nicaragua consiguió una cuota adicional de quinientas toneladas.

Según cálculos de la industria, se requieren unas 25.000 reses anuales para abastecer la cuota, y 5.000 para cubrir el crecimiento anual de 5% establecido a la cuota asignada.