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Presentada la segunda edición del Barómetro Anice-Cajamar

David Uclés, director del Servicio de Estudios Agroalimentarios de Cajamar, David Uclés, ha participado en la celebración de la Asamblea de ANICE, en la que ha presentado algunos de los resultados del II Barómetro de la Industria Cárnica Anice-Cajamar. Según ha declarado, tras animar a que más empresas participasen en este tipo de estudio es que la industria cárnica española continuó creciendo en el segundo semestre de 2018, con más intensidad que en el semestre previo, en las principales variables –cifra de negocio, exportaciones, empleo e inversión-. Y las previsiones apuntan a que seguirá siendo así a lo largo del primer semestre de 2019. De hecho, el 57,3 % de las empresas manifiesta que la situación del sector cárnico español es estable.

 El 37,9 % de las empresas encuestadas afirma que han registrado un crecimiento en su cifra de negocio en el segundo semestre de 2018 y el 32,3 % cree que continuará en el primer semestre de este año en términos interanuales. No obstante, el aumento de las existencias se ha ralentizado, posiblemente como consecuencia del aumento de las ventas de carácter estacional en los últimos meses del año.

Por su parte, las exportaciones han resultado fundamentales para el crecimiento de la cifra de negocio. El número de empresas exportadoras ha aumentado en casi 5 puntos porcentuales, hasta el 70,2 %, en el segundo semestre de 2018; lo que denota la clara vocación internacional del sector cárnico español. Y las previsiones apuntan que para el semestre actual seguirá creciendo el número de empresas exportadoras.

El 50,6 % de las empresas exportadoras informa que en 2018 incrementaron sus ventas al exterior, y el 55,8 % prevé que aumentarán en el semestre actual. Por subsectores, el de frescos, con un 77,8 % de las empresas, es el que más está vendiendo en el extranjero; seguido del de productos elaborados.

El incremento en la actividad ha venido acompañado de la creación de empleo, con un aumento de las plantillas medias respecto al año anterior en el 32,3 % de las empresas. Y las expectativas para el primer semestre de este año siguen siendo halagüeñas, aunque el porcentaje se reduce hasta el 21 % de las empresas, si bien para este caso la mayoría de las que no incrementarán el número de empleados tiene previsto mantener estables sus plantillas. Otro factor para el incremento del número de trabajadores ha sido la puesta en marcha de nuevas actividades.

En lo que respecta a la inversión, el 54 % de las empresas tiene previsto realizar alguna inversión en la primera mitad de 2019; de estas, el 48,4 % lo hará en activos fijos y el 12,9 % en intangibles. Mientras, el nivel de uso de la capacidad instalada por parte de las empresas apenas ha sufrido variación, situándose el promedio en el 76,3 %.

De otra parte, se acrecienta la inquietud por el aumento de los costes, correlacionados directamente con los precios de las materias primas, y el 36,3 % de empresas espera un aumento de dichos precios, 10 puntos por encima del semestre anterior.

La intensidad de la competencia y la debilidad de la demanda crecen en importancia como factores limitantes de la actividad, seguida de los costes derivados de la burocracia administrativa, y a más distancia la escasez de manos de obra, los problemas de financiación y la insuficiencia de la capacidad instalada.

En esta encuesta se ha preguntado adicionalmente a las empresas de ANICE en relación a las malas prácticas comerciales puestas en marcha por el siguiente eslabón de la cadena alimenticia. La primera conclusión es que estás prácticas no son generalizadas y solo el 27,5 % de las empresas encuestadas las han sufrido, aunque si se desagrega por tamaño, el 44,4 % de las empresas medianas (de 51 a 250 trabajadores) ha tenido alguna incidencia de malas prácticas. Además, el 6,5 % afirma que son especialmente lesivas para el sector. Las más habituales son los retrasos en los pagos, la modificación unilateral de las condiciones pactadas y la aparición de cargos inesperados y no pactados. A juicio del sector, la erradicación de estas actitudes pasaría por normativas sancionadoras más estrictas, una mejor regulación, así como publicitar los nombres de las empresas infractoras o la estipulación de códigos de buenas prácticas.

Por último, sobre el fenómeno del clean label, las etiquetas libres de aditivos, la mayor parte de las empresas argumenta que la inclusión de aditivos conlleva una mejor conservación; si bien, el 54,8 % considera que la eliminación de aditivos no compromete la seguridad alimentaria.
 
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