En su informe semanal sobre la evolución del mercado cárnico, Rosgan ha señalado que la evolución de la COVID-19, conocida como coronavirus, ha llevado a que los puertos chinos se bloqueen, pero ahora está llevando a que tamibén esta situación se produzca en la UE donde la demanda de la carne latinoamericana parece haberse paralizado ante la caída del turismo y los restaurantes.

Para Rosgan la historia vuelve a repetirse y detalla que son ya varios los importadores europeos que han pedido posponer los embarques e incluso renegociar los precios pactados.

Si para Argentina en 2019 las ventas a la UE supusieron unos ingreso de 502 millones de dólares, el 15% del total, la cantidad exportada fue de 49.570 t, el 8,8% del total exportado.

La situación también está afectando a otros exportadores como Uruguay ya que las ventas bajo la cuota Hilton cayeron casi un 23% en lo que va de año respecto al 2019 y los sacrificios de este tipo están paralizados.

En el caso de Brasil ya hay empresas que han anunciado el cierre de plantas cárnicas pero este es un país que depende menos de las exportaciones a la UE ya que está enfocad sobre todo al mercado chino.

Según Rosgan, en el caso de Argentina, los mataderos más especializados en la exportaicón hacia la UE van a ufrir una fuerte desaceleración por la sobreoferta de carne en el mercado a corto plazo que acabará impactando en los precios del ganado finalmente como ha sido el caso del Mercado de Liniers que ha bajado un 6% la cotización.

Pese a todo esto, las ventas a China siguen siendo la gran esperanza ya que la actividad no hac esado y hoy vuelve a ser incipiente pese a que hay problemas de abastecimiento de contenedores con los puertos en China que ya han recuperado su actividad.