El presidente Donald Trump firmó el martes una orden ejecutiva que obliga a las plantas procesadoras de carne de la nación, muchas de las cuales han cerrado debido a los brotes de COVID-19 entre los trabajadores, a permanecer abiertas como parte de la "infraestructura crítica" en los Estados Unidos. De esta forma, la producción cárnica se incluirá en lo que se ha denominado como Ley de Producción de Defensa ante la COVID-19 y se calificará como infraestructura crítica.

Esta medida llega justo después de que varios expertos y empresas cárnicas como Tyson Foods, hablaran sobre la posibilidad de desabastecimiento de la cadena alimentaria estadounidense.

Trum aseguró que actualmente hay gran disponibilidad de productos pero las cadenas de suministro se estaban encontrando con problemas y obstáculos por lo que esta orden busca desbloquear la situación ante la responsabilidad de las empresas por una falta previa de medidas de seguridad o equipos de protección.

Desde el Consejo Nacional del Pollo (NCC por sus siglas en inglés), su presidente, Mike Brown, se ha mostrado agradecido por esta decisión y destaca que "hacemos todo lo posible para mantener a los empleados seguros, pero el mayor desafío ha sido la inconsistencia entre los estados y muchas localidades en hacer cumplir las pautas de los CDC en las plantas que aumentan la confusión y pueden provocar paradas innecesarias. Este enfoque de mosaico presenta un grave riesgo para la cadena de suministro y amenaza una gran interrupción para las empresas miembros de NCC. Debe haber un enfoque uniforme en todos los estados y esperamos que el anuncio sea un buen primer paso para lograr ese objetivo. NCC insta a los estados a adoptar de inmediato las pautas de CDC, OSHA y USDA para un enfoque uniforme para mantener a los trabajadores seguros y mantener a los estadounidenses alimentados".