Después de dos semanas en que se han detectado de casos positivos por COVID-19 en diverso mataderos alemanes, a lo largo de la pasada semana el número de casos detectados ha bajado considerablemente. Esto supone buenas noticias para la producción porcina ya que el precio del ganado vivo ha bajado debido al freno vivido en los niveles de sacrificios en las pasadas semanas obligando en ocasiones a los ganaderos a sacrificar animales en las propias explotaciones ganaderas.

Tönnnies sometió a sus trabajadores de la planta de Rheda-Wiedenbrück, en Renania Westfalia, a controles para determinar si tenían COVID-19. De 5.200 test realizados a otros tantos trabajadores, solamente 4 resultaron positivos.

En el caso de Westfleisch, la firma cárnica ha realizado 2.300 pruebas a sus trabajadores de Hamm, L¨bbeck, Glsenkirchen y Bakum, sin que se detectaran personas infectadas.

Frente a esta situación, en Italia la Confederación General de Agricultura Italiana (Confagrioltura), ha señalado que la capacidad de sacrificio del país se ha reducido en un 20% con motivo de la detección de trabajadores afectados por la COVID-19. Esto ha supuesto un incremento de costes para los ganaderos ya que cerca de 200.000 animales no se han sacrificado y su precio ha caído por tener demasiado peso en cerca de un 30%.