Gilberto Tomazoni, consejero delegado global de JBS, ha intervenido en un encuentro on line con el diario brasileño Valor Económico en el que asegura que es necesario comprender con motivo de la evolución de la COVID-19 qué tendencias existieron y se aceleraron y qué hábitos están adoptando los consumidores debido a restricciones en la circulación y la caída de ingresos y qué hábitos serán abandonados cuando las rutinas vuelvan a la normalidad. Según aseguró, aún es pronto para obtener respuestas definitivas.

El ejecutivo declaró que la búsqueda de productos prácticos como platos preparados y congelados y el avance del comercio electrónico en el segmento, por ejemplo, están aquí para quedarse, pero que aún es difícil saber cómo se reorganizarán las ventas a nivel de foodservice y de comercio minorista tras la COVID-19.

Según remarcó, la venta de productos con mayor valor añadido no se vio afectada aunque reconoció que hay mayor demanda por productos de menor valor como salchichas o mortadela. "El consumo per cápita de alimentos no ha disminuido, aunque la demanda en su conjunto ha disminuido", dijo, en parte porque el desperdicio es menor en los hogares que en los restaurantes.

En cuanto a cómo ha afectado la COVID-19 a la producción de JBS, Tomazoni ha destacado que han tomado medidas para evitar el contagio entre trabajadores y señaló la clara apuesta de futuro por la automatización y la digitalización en sus plantas pero señaló que en determinadas actividades como el sacrificio vacuno aún esta opción está muy limitada.