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Una dieta alta en cereales y piensos no fibrosos permiten mitigar los gases de efecto invernadero de la ganadería de vacuno

Según una investigación realizada por el Embrapa brasileño

Los ganaderos brasileños han invertido en dietas ricas en cereales y piensos no fibrosos para el ganado de carne. La investigación agrícola demuestra que esta práctica, ya puesta en marcha con anterioridad en los cebaderos norteamericanos, además de mitigar los gases de efecto invernadero (GEI), trae importantes ahorros para el productor. Una de las razones de esto es la mejor conversión alimenticia de los animales que reciben la dieta alta en concentrados en comparación con el ganado alimentado con un mayor porcentaje de forraje. En un rebaño con.000 cabezas de ganado en un cebadero, el ganadero puede ahorrar cerca de 400.000 reales.

El investigador Sérgio Raposo de Medeiros, de Embrapa Pecuária Sudeste (SP), lo expresó en cifras. Comparó una dieta con un 70% de fibra y otra con solo un 10%. Los animales que recibieran el primero necesitarían diez kilos de fibra por cada kilo de aumento de peso. Mientras que en la dieta alta en concentrados, también llamada dieta caliente, el ganado necesitaría la mitad de la cantidad de consumo por cada kilogramo de peso ganado. “Considerando el valor promedio de las dos dietas en 0,52 reales por kilogramo (en base seca), la dieta caliente sería 2,60 reales más barata 2,60 más barata por kilo de aumento de peso. En un cebadero con 1.000 cabezas de ganado, considerando que cada animal ha ganado 150 kg en promedio, el monto ahorrado sería de 390.000 reales”, detalla Raposo.

Según el investigador, este cambio en la alimentación del ganado en cebaderos, además de la eficiencia alimenticia, suele ser más económico debido a la carne y la mitigación de los gases de efecto invernadero. Esto se debe a que, cuando el productor aumenta el porcentaje de concentrado y disminuye la cantidad de fibra, el animal acelera el depósito de grasa y, así, llega más rápidamente al punto de sacrificio. “Una de las razones por las que esta dieta es metabólicamente más eficiente es que produce menos metano por cada kilogramo ingerido. Sin embargo, el principal motivo de la reducción de emisiones de GEI es que el ganado alcanza su peso final en menor tiempo”, dice Raposo, especialista en nutrición animal. 

En relación al costo, el ganadero también debe evaluar la dieta económicamente más ventajosa en la fase del cebo. El investigador advierte que es importante analizar la factibilidad de acuerdo a las condiciones de cada propiedad, tomando en cuenta la logística, la disponibilidad comercial de insumos, la proximidad a los centros de producción y el abastecimiento de cereales. 

En los últimos años, sin embargo, las dietas altas en concentrados, también llamadas calientes, han prevalecido en muchas situaciones. “El aumento de concentrado y una gran eficiencia en la producción de forraje pueden cambiar eso, reforzando la idea de que la dieta siempre debe encontrarse para ese lugar, ese año y con los precios y costos de las materias primas disponibles”, señala el científico.

Para evitar problemas con los animales, como la acidosis ruminal, se recomienda antes de iniciar este tipo de dietas adecuar el corral de engorde, aumentando gradualmente el concentrado, además de mantener algún ingrediente que sea una fuente eficaz de fibra. El experto asegura que aunque existen dietas con solo un 7% de forraje, un valor mínimo de fibra que suele ser seguro para la mayoría de situaciones es el 15% de la materia seca de la dieta. Los valores más bajos pueden resultar económicamente interesantes, pero sería aún más importante contar con soporte técnico en estos casos. 

El investigador señala algunos alimentos que tienen una fermentación más amigable y fuentes sustitutas de almidón, como la pulpa de cítricos, la cáscara de soja y los DDG (subproducto de la producción de etanol). Aún así, el uso de aditivos es muy recomendable, ya que, además de mejorar la eficiencia de la dieta, reduce la posibilidad de acidosis y otras enfermedades metabólicas asociadas (como el timpanismo, cuando el gas producido en el rumen no puede liberarse, comprime el pulmón) del animal, que puede provocar la muerte). 

Otra recomendación es proporcionar la dieta en distintos momentos del día. Con estas sencillas medidas, el ganadero evita problemas, asegurando el bienestar animal y la eficiencia del sistema de producción. 
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