El gobierno británico, a través de la secretaria de comercio internacional, Liz Truss, y el ministro de Agricultlura y Medio Ambiente, George Eustice, han asegurado que este país no va a permitir la entrada de pollo tratado con clorinas para su limpieza ni de carne de vacuno procedente de animales alimentados con hormonas procedente de Estados Unidos. Esta era una de las pretensiones de EE.UU. en caso de llegar a un acuerdo comercial en el futuro.

Según los responsables gubernamentales, han adquirido el compromiso de prohibir la carne estadounidense de animales no criados según los estándares británicos. "El pollo clorado y la carne de res inyectada con hormonas ya están prohibidos en el Reino Unido, y no negociaremos para eliminar esa prohibición en un acuerdo comercial", dijeron.

La presidenta de la Unión Nacional de Agricultores, Minette Batters, declaró que la decisión de incorporar las normas alimentarias a la legislación primaria ha supuesto un “momento histórico para la gente del Reino Unido, para nuestro campo y el futuro de la comida en nuestros platos”. El cambio radical del proyecto de ley agrícola se produce días después de que Boris Johnson se reuniera con Batters para una reunión privada sobre los estándares alimentarios.

Dijo que el primer ministro había respondido a la petición de NFU, que había sido firmada por más de un millón de personas, y a la campaña de expertos en bienestar animal, organizaciones benéficas ambientales, políticos y celebridades, incluidos Jamie Oliver y Joe Wicks.