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Un webinario de la Fundación ALAS pone de manifiesto que para alcanzar los objetivos del Pacto Verde europeo se necesitará mucha más innovación

Los objetivos políticos de las Comunicaciones de las Estrategias “De la Granja a la Mesa” y sobre “Biodiversidad 2030” para la aplicación del Pacto Verde por la Comisión Europea (CE) no se lograrán sin la implicación de los agricultores, ganaderos ni sectores proveedores de inputs agrícolas, además de la digitalización, innovación y tecnología, ni un marco normativo estable que acompañe a su acceso. 

Es una de las conclusiones clave del encuentro digital sobre “Innovación, tecnología y digitalización para el futuro de la agricultura en España”, un webinar de la Alianza por una Agricultura Sostenible (ALAS), apoyado por AEPLA, ANOVE y Foro Interalimentario y patrocinado por Bayer.

Otra de las propuestas del análisis vertido en el evento por expertos desde diferentes perspectivas del sector agroalimentario, es comunicar a la opinión pública los avances de la producción agraria y ganadera en los últimos años para garantizar la sostenibilidad económica, social y medioambiental del modelo de producción de alimentos. 
ALAS persigue revertir el hecho de que el sector agroalimentario viene perdiendo la batalla del relato comunicando a la sociedad las ventajas de una agricultura sostenible avalada por la ciencia y la tecnología.

Tener en cuenta el aval de la ciencia
“El agricultor se enfrenta al reto de lograr la sostenibilidad cada vez con menos herramientas y eso es francamente difícil. ALAS considera que el contador no puede ponerse a cero, sino que debemos valorar el esfuerzo que en España ya se ha hecho en los últimos años. Tenemos unos desafíos importantes y seguimos cuestionando herramientas seguras que cuentan con el respaldo científico”, ha afirmado Pedro Gallardo, presidente de ALAS.
La Alianza cree firmemente que si los objetivos aspiracionales tan drásticos de dichas Estrategias se acompañaran de una hoja ruta más racional, avanzaríamos algo, pero por la vía de la eficiencia. “Pero es necesario un estudio de impacto para saber dónde estamos y dónde debe realizarse el esfuerzo. En las Comunicaciones de la CE no se ha tenido en cuenta la visión de los agricultores y ganaderos, además echa de menos un estudio de impacto basado en la ciencia. En este sentido, ALAS querría ir de la mano  con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) y erigirse como aliado”, ha subrayado Pedro Gallardo.

Estudio de impacto para lograr los objetivos
“Las Estrategias F2F y Biodiversidad 2030, junto a la negociación de la Política Agrícola Común (PAC) introducen elementos que no son nuevos,  sobre ellos ya veníamos trabajando y teníamos identificados”, ha manifestado el secretario general de Agricultura y Alimentación del MAPA, Fernando Miranda. La reducción de fertilización y de fitosanitarios desde la Directiva de Uso Sostenible, las prácticas de bandas verdes de biodiversidad entre cultivos, la siembra directa o las cubiertas vegetales en leñosos son algunos de esos elementos. 

“Poner objetivos implica realizar un esfuerzo alcanzable por los agricultores y ganaderos. Las palancas para ellos serían la innovación, la tecnología de precisión y la digitalización. Vamos a un tipo de agricultura en la que miraremos el metro cuadrado, mejorando nuestra capacidad de análisis con datos a través de la tecnología y mejorando la precisión con la ayuda de la biotecnología y la innovación. El propósito es llegar a una agricultura de valor”, ha detallado.

Miranda ha declarado también que el MAPA tiene previsto realizar un estudio de impacto sobre la capacidad del sector para poder alcanzar los objetivos cuantitativos que se fijen a nivel nacional. “Además, el ministro Luis Planas también ha reiterado la importancia de que la CE realice otro, en el Consejo de Ministros de Agricultura de la Unión Europea (UE)”, ha afirmado.

El secretario de Agricultura y Alimentación ha concluido dando la enhorabuena a ALAS por su trabajo calificándola como “las luces largas de la agroalimentación, abordando los retos que se nos van planteando por el camino”.

Sanidad vegetal
Este sector lleva años apoyando a los agricultores mediante nuevas soluciones y biosoluciones, pero también en digitalización y tecnologías de aplicación para lograr que sean más productivos con menos recursos, en definitiva, para conseguir un equilibrio entre la productividad y el medio ambiente, según se ha referido Carlos Palomar, director general de la Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (AEPLA). “Si no se modifica el objetivo tan drástico de la UE sobre la disminución del 50% de fitosanitarios, va a fracasar. Con la innovación y la tecnología, seguro que reduciremos el uso, pero lograremos, sobre todo, reducir el riesgo. El debate debe ser amplio, sincero y establecer tácticas con el sector productor y de insumos agrícolas para cumplir con los objetivos que vienen”, ha explicado.

Edición genómica 
Para conseguir una variedad vegetal nueva, el tiempo medio es de unos 15 años, con las técnicas genómicas no hay que esperar ni mucho menos tanto. “El CRISPR nos permite sustituir un gen concreto, en un punto preciso y permitir a la célula reaccionar normalmente, como hubiera ocurrido en la naturaleza, de hecho, no es posible apreciar la diferencia”, ha declarado el profesor de Investigación del CSIC en el IBMCP, José Pío Beltrán, para quien “la comunidad científica, no se logra explicar por qué la UE está tardando 
tanto en permitir a nivel regulatorio esta tecnología, que permitiría resolver muchos problemas a los que se enfrentan los agricultores”.

Agricultura de precisión
La sostenibilidad se basa en la eficiencia. La Agricultura 3.0 y 4.0 permiten que mediante una plataforma se combinen datos e imágenes de satélite en tiempo real, ajustados en un solo software para catalogar el terreno y que el agricultor pueda tomar las mejores decisiones. “Así se puede disminuir el uso de combustible y emplear la cantidad precisa de inputs agrícolas en el momento y lugar adecuados. Es necesario que la tecnología disponga de un marco normativo que facilite este proceso a los agricultores y supere las limitaciones actuales”, ha afirmado Ricard Borrell, field product specialist Spain de The Climate Corporation.

Para el presidente de la Asociación Española de Agricultura de Conservación –Suelos Vivos (AEACSV), Jesús Gil Ribes, el principal problema de la agricultura en España es la erosión del suelo, un problema muy grave que fue el detonante de la gestación de la agricultura de conservación, que se basa en la mínima alteración del suelo, cubierta permanente y rotación de cultivos. “La agricultura de conservación permite secuestrar carbono, aumentar la biodiversidad y es la técnica más eficaz para luchar contra el cambio climático y luchar contra la desertificación, además de ser rentable, reducir el uso del agua y de las medicinas de las plantas (fitosanitarios). Por eso es llamativo que, con todo su valor, no esté presente en el diseño del Plan Estratégico Nacional de la nueva PAC”, ha insistido.

Digitalización
José Luis Molina, CEO de Hispatec, ha indicado que los desafíos que plantea la UE a los productores se han realizado de manera simple y lo que marca la digitalización agroalimentaria es cómo podríamos modelizar esos objetivos y darles forma con datos. “Si la digitalización se hace con sentido común, el tiempo de retorno de la inversión es muy corto, año y medio en la mayoría de los casos. Tenemos la gran oportunidad de establecer un vínculo digital entre agricultores y ganaderos llegando a los consumidores, para una mayor eficiencia, la reducción del desperdicio y entender mejor las necesidades de los consumidores”, ha expresado, para concluir que “en la nueva dimensión digital serán cadenas alimentarias cortas digitales, aportando muchos datos e información a los consumidores”.

Otro riesgo de la digitalización es la monopolización del dato. “Las grandes plataformas podrían obtener el control de sectores determinados. Los agricultores no son reacios a compartir los datos, pero deben estar las relaciones claras para evitar posiciones de dominio”, según José Luis Miguel, director técnico de COAG, la organización agraria que ha impulsado en España el pionero Código de Conducta Europeo para el intercambio de datos, propuesto por el COPA-COGECA, “que se fundamenta en la transparencia para compartir los datos, en el principio de que los datos pertenecen al agricultor y por tanto, debería controlar su uso y poder autorizarlo, y por último en las responsabilidades y derechos de propiedad intelectual”, ha agregado.

En la clausura, el vicepresidente de ALAS, ha exhortado a que “no deberíamos permitir ataques a nuestra manera de producir y por eso debíamos buscar alianzas entre quienes entienden y confían en nuestro modelo de producción sostenible. Por eso, nace ALAS. El futuro de nuestra agricultura pasa por más tecnología, innovación y digitalización y las necesitamos en España casi más que ningún otro país, porque sufrimos en primera línea los efectos del cambio climático. No podemos perder el tren”. 

Senovilla ha resaltado que como agricultores empleamos las herramientas necesarias, ni más ni menos. Su variabilidad depende de múltiples factores y entre otros, la propia climatología y dependiendo de esto no pueden establecerse plazos concretos para los objetivos marcados por la UE.
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